Concón

Por la seguridad alimentaria, impidamos otra trapisonda gringa, como han hecho al impedir nuestras exportaciones de azúcar dizque por un “esclavismo” infundado. 

Los dominicanos engullimos un promedio de 165 libras de arroz por persona en 2015. En Laos, Bangladesh y Camboya fueron 600. En Haití eran 150, pero ahora apenas la mitad. España, con sus paellas, no llega a 30, ni tampoco Argentina ni Estados Unidos, según la FAO.

En enero próximo se espera la desgravación arancelaria del arroz del DR-CAFTA. Algunos arroceros dicen que necesitan “el blindaje definitivo de la producción nacional”, mientras otros alegan que las diferencias de precios en supermercados gringos y locales demuestran que podemos competir en precio.

Es una ilusión. El peligro es el dumping. Estados Unidos compra excedentes de arroz como subsidio. Al no poder venderlo, “donan” ese arroz a países productores. Tras destruir su agroindustria local, entonces pretenden venderlo a sus precios internos, altísimos. El flete desde Oriente obligaría a que quedemos a merced de los arroceros gringos una vez quebrados nuestros productores. Así pasó en Haití y su falta de producción contribuye a sus hambrunas.

Por la seguridad alimentaria, impidamos otra trapisonda gringa, como han hecho al impedir nuestras exportaciones de azúcar dizque por un “esclavismo” infundado.