Una enfermedad que afecta a más de 1.000 millones de personas en el mundo.
Cada 12 de septiembre, se celebra el Día Internacional de Acción contra la Migraña, una oportunidad para conocer más sobre esta enfermedad que afecta a más de 1.000 millones de personas en el mundo. La migraña no es un simple dolor de cabeza: es una condición que puede paralizar vidas y limitar actividades cotidianas.
Aunque no existe una cura definitiva, existen múltiples estrategias para controlar y reducir la frecuencia y la intensidad de los ataques. Aquí te compartimos algunos consejos prácticos para quienes conviven con esta enfermedad o para quienes quieren apoyar a un ser querido que la padece.
Cada persona con migraña tiene factores que pueden activar los ataques. Estos pueden incluir estrés, falta de sueño, ciertos alimentos, cambios hormonales, luces intensas o ruidos fuertes. Llevar un diario de migraña donde anotes cuándo y cómo empiezan los dolores puede ayudarte a identificar tus desencadenantes y evitarlos.
Dormir bien, comer a horas regulares y mantener horarios estables para tus actividades son hábitos que el cerebro agradece. Las alteraciones en la rutina pueden provocar desequilibrios que disparan la migraña. Por eso, intenta dormir entre 7 y 9 horas diarias y evita cambios bruscos en tus horarios.
Aunque no todos los alimentos afectan a todas las personas por igual, algunos suelen ser comunes desencadenantes: chocolate, cafeína, alcohol, quesos curados y alimentos procesados. Mantener una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y agua, puede reducir la probabilidad de sufrir ataques.
El estrés es uno de los enemigos más comunes de quienes sufren migraña. Practicar técnicas como la meditación, respiración profunda, yoga o simplemente dedicar unos minutos al día para desconectar puede hacer una gran diferencia.
Si los ataques son frecuentes o muy intensos, no dudes en consultar a un neurológo o especialista en dolor de cabeza. Existen tratamientos preventivos y terapias personalizadas que pueden mejorar significativamente la calidad de vida. Además, la terapia psicológica puede ser un gran complemento para manejar el estrés y la ansiedad.
Cuando llega un ataque, lo mejor es buscar un espacio tranquilo, con poca luz y silencio. Muchas personas con migraña encuentran alivio en una habitación oscura y fresca. También puede ayudar aplicar compresas frías en la frente o la nuca.
Finalmente, es importante entender que la migraña es una enfermedad real y compleja. Minimizarla o ignorarla solo aumenta el sufrimiento de quienes la padecen. La empatía y el apoyo de familiares, amigos y empleadores hacen una gran diferencia.
Con pequeños cambios y cuidados, es posible mejorar el bienestar y recuperar el control de la vida.