En lo que resta de la campaña electoral se impone una alta dosis de sensatez y serenidad para impedir que el ambiente caldeado por las pasiones políticas pueda degenerar en hechos lamentables.
El panorama tomó un giro inquietante con dos muertes propiamente atribuibles a la campaña, aunque se registró una tercera que involucra a un militante partidario, además de una lesionada con una pedrada que estuvo a punto de hacerle perder la visión en un ojo.
Hay razones para una mayor preocupación, en vista de que los ánimos están sumamente exacerbados con dimes y diretes, acusaciones de toda índole y una avalancha de encuestas y sondeos.
Todo esto constituye un peligroso caldo de cultivo que, de continuar, puede desbordar las tensiones, en un momento en que se necesita equilibrio para la celebración de las elecciones en paz y orden.
Los candidatos presidenciales y la cúpula dirigencia de los partidos tienen ante si la delicada responsabilidad de garantizar que sus simpatizantes y seguidores se conduzcan con respeto y moderación.
Una contribución importante para llegar al día de las votaciones en una atmósfera de sosiego, es que se contrarreste cualquier campaña o tendencia destinada a esparcir rumores y especulaciones.
La población votante ha dado muestras de entusiasmo para dar un ejemplo cívico el 20 de mayo que no debe ser enturbiado por declaraciones fuera de tono y acciones imprudentes.
Con estos comicios y su celebración con transparencia y total organización se ponen en juego la estabilidad institucional y el compromiso colectivo de fortalecer la democracia y la paz ciudadana.
Se debe esperar con tranquilidad, sin sobresaltos ni incitaciones perturbadoras, que el voto popular se exprese libremente en las urnas para elegir el próximo presidente constitucional para el periodo 2012-2016.
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