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Craig Hodges: “El liderazgo de Michael fue sacado de contexto”

“La mejor forma de poner en la lista negra a alguien es hacerlo invisible”. Esa fue la reflexión que hizo Craig Hodges en el pasado cuando evaluó una de las tantas espinosas controversias por las que transitó en su carrera en el básquet. La convivencia entre el activista político defensor de los derechos de la comunidad afroamericana y su posición de pieza clave de una de las franquicias más gloriosas de la NBA lo transformaron en un fastidio para los titireteros del circo. El caso que explotó en 1992, cuando se quedó sin equipo ni pretendientes luego de ser bicampeón con los Chicago Bulls, se revivió con la publicación del documental The Last Dance que posiciona a Michale Jordan como el eje central de un relato que revive aquellos días gloriosos. Hodges volvió a ser invisible para los creadores de ese material y otra vez su caso brotó a la superficie. ¿Por qué un hombre que tuvo una importante porción de éxito de aquellos triunfos no fue considerado a lo largo de 10 capítulos?

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REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Ganó dos anillos NBA con los Bulls y fue tricampeón del torneo de triples del All-Star, pero pagó caras sus declaraciones en defensa de la comunidad afroamericana y las críticas a MJ. «Él era intenso, competitivo, pero todos nosotros lo éramos», así se expresa el ex jugador de quien fuera su compañero de equipo.

“La mejor forma de poner en la lista negra a alguien es hacerlo invisible”. Esa fue la reflexión que hizo Craig Hodges en el pasado cuando evaluó una de las tantas espinosas controversias por las que transitó en su carrera en el básquet. La convivencia entre el activista político defensor de los derechos de la comunidad afroamericana y su posición de pieza clave de una de las franquicias más gloriosas de la NBA lo transformaron en un fastidio para los titireteros del circo. El caso que explotó en 1992, cuando se quedó sin equipo ni pretendientes luego de ser bicampeón con los Chicago Bulls, se revivió con la publicación del documental The Last Dance que posiciona a Michale Jordan como el eje central de un relato que revive aquellos días gloriosos. Hodges volvió a ser invisible para los creadores de ese material y otra vez su caso brotó a la superficie. ¿Por qué un hombre que tuvo una importante porción de éxito de aquellos triunfos no fue considerado a lo largo de 10 capítulos?
“The Last Dance fue una gran pieza de entretenimiento. Disfruté viéndolo. Cuando atraviesas eso a veces te olvidas de disfrutar los momentos. Esta fue una oportunidad para hacerlo”, le dice en una entrevista exclusiva a Infobae el hombre que fue un habitué del equipo de los Chicago Bulls que se calzó los dos primeros anillos de la franquicia en 1991 y 1992. Aunque Craig intenta evitar la polémica que tantas veces envuelve a su figura, la raíz de su invisibilidad en esta exitosa producción audiovisual podría estar enterrada en las mismas tierras que lo patearon fuera de la NBA y lo obligaron a exiliarse en las ligas de Italia, Turquía y Suecia tras aquel 92: su activismo político y su tono crítico con la postura de las estrellas de ese deporte.

“Me crié en una ciudad al sur de Chicago llamada Chicago Heights en la década de 1960. Durante ese período, los negros en Estados Unidos estuvieron muy involucrados en el Movimiento de Derechos Civiles. Mi madre era la secretaria del movimiento de derechos civiles de Chicago Heights y estuve en esos temas. A los 5 años acompañé a mi madre en marchas por los derechos de los negros.

Entonces, para mí hablar sobre la injusticia racial y cualquier injusticia es algo de lo que me enorgullezco”, confiesa ante este medio a la hora de explicar el nacimiento de su conciencia social. No exagera: de niño llegó a juntar firmas en su comunidad para nombrar a una escuela en pos de homenajear el trabajo de Charles Gavin, un médico afrodescendiente que servía a su comunidad.

El núcleo de su historia se reduce a 1992. Hubo un quiebre en su vida. Tenía 32 años, era uno de los tantos experimentados del plantel de los Bulls y quien más lanzamientos de tres había anotado en toda la plantilla, además de ostentar el tricampeonato del torneo de triples del All-Star (90, 91 y 92), algo que sólo el icónico Larry Bird logró en toda la historia. También era el que se había presentado en la Casa Blanca con una indumentaria de origen africano como culto a sus ancestros, le había entregado una carta a George Bush pidiendo por los derechos de la comunidad afrodescendiente, había sido crítico en los medios con su compañero Jordan y quien buscó sabotear la final de 1991 entre Chicago y Los Angeles Lakers de Magic Johnson. Una iniciativa que ninguna de las dos estrellas de la franquicia lo apoyó.

“Intenté que ambos equipos boicotearan el juego 1 de las Finales de 1991. En ese momento, al igual que hoy, la NBA no tenía mucho liderazgo de directivos negros en las oficinas centrales. En la historia de la NBA hemos tenido un total de 9 gerentes generales negros. Mis compañeros de equipo y los jugadores de los Lakers pensaron que un boicot era demasiado extremo”, reconoce en la entrevista sobre ese fallido plan que intentó llevar a cabo para condenar la feroz golpiza que había sufrido tres meses antes el taxista afroamericano Rodney King por parte de la policía y que puso en primera plana la violencia racial.

Jordan, por entonces, pregonaba su axioma de “los republicanos también compran zapatillas” que utilizó para justificar que no apoyaría al demócrata Harvey Gantt, quien intentaba ser el primer senador negro de la historia en una pugna contra el republicano –y abiertamente racista– Jesse Helms. MJ habló sobre aquella polémica circunstancia de su carrera en The Last Dance y meses más tarde publicó un duro comunicado para condenar el asesinato de George Floyd en manos de un grupo de policías de Minneapolis. Dos décadas más tarde, Michael finalmente mostró su silencioso costado activista: “Estoy feliz de que Michael haya alzado la voz. Siempre ha hecho cosas financieramente y ha donado sus recursos, pero esto fue bueno para obtener una declaración pública”, dice Hodges sobre este accionar que coincide con la confesión del legendario deportista en el documental, cuando aceptó que había dicho aquella frase para justificar su negativa a apoyar a Gantt en una propaganda, pero que a cambio le envió una contribución económica para su campaña.

Hodges tranquilamente podría haber sido una referencia –o un personaje central del relato– a lo largo de los diez capítulos de The Last Dance en al menos dos momentos: la polémica por el silencio de Jordan cuestiones raciales o en aquella ausencia que MJ tuvo en la Casa Blanca y Craig se robó todas las miradas. Pareció no existir para la historia. Fue invisible, una vez más. El contexto que predomina a todos estos hechos lo definió con precisión el ex presidente Barack Obama en ese mismo documental: “Muchas veces, Estados Unidos rápidamente acepta a un Michael Jordan, una Oprah Winfrey o un Barack Obama mientras quede claro que no te volverás controvertido en asuntos más amplios de justicia social”. Para ese comienzo de los 90, mientras se intentaba ocultar la llama de conciencia social que Hodges buscaba encender, los comerciales televisivos de Jordan proliferaban en los medios masivos con el mensaje Be Like Mike (”Sé como Mike”). Toda una paradoja.

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