Crisis mayor del sistema tradicional de partidos

A eso se agregan fracturas que podrían explotar en divisiones orgánicas en la mayoría de sus componentes.

Es conocida la profunda crisis de credibilidad del sistema de partidos, traducida en una desconfianza popular que supera el 80 % en todas las encuestas. Eso incluye al Congreso con un porcentaje similar.

A eso se agregan fracturas que podrían explotar en divisiones orgánicas en la mayoría de sus componentes, pero muy especialmente en partido-estado-corporación PLD y en el partido cabeza de la oposición electoralista PRM. Además, las fluctuaciones y reagrupamientos inestables de los partidos satélites o sanguijuelas.

Todo esto es el producto de la conversión de la política en negocio, de los partidos en CxA, las elecciones en mercado, el Estado en patrimonio usurpado por políticos, empresarios y jefes militares (incluidos presupuestos, recursos naturales, capacidad de contratar, comercializar, exonerar, repartir privilegios, invertir, endeudarse, recibir inversiones, comprar, vender, delinquir y proteger delincuencia propia y privada).

El PLD entró ya en una encrucijada en la que sus dos principales facciones o pactan (algo cada vez más difícil), o se dividen orgánicamente;  presentando candidaturas propias cada facción: una desde el PLD y otra desde otros agrupamientos coaligados, una desde el oficialismo morado con matricula PLD y otra desde un bloquecito opositor  de derecha y extrema derecha.

El pacto -aun concretándose para evadir la ruptura formal- podría ser precario y dar paso a una coexistencia difícil que le reste al sector dominante, no tanto como la división orgánica, pero si un porcentaje significativo, que podría forzarlo a una difícil segunda vuelta.

La ruptura podría aumentar los riesgos de perder el poder estatal en caso de imponerse una re-postulación que la provoque.

De ahí lo complicado que ha sido la imposición de la re-postulación del Presidente Medina vía contra-reforma constitucional; la cual podría darse pronto, creándole a la vez nuevos obstáculos (más allá de la alta tasa de rechazo popular) a la reelección.

En caso de imponerse la re-postulación a papeletazos sucios, la oposición interna encabezada por el ex–presidente Fernández sería forzosamente situada ante el dilema de quedarse arrinconada o romper; exponiéndose a ver disminuido su potencial electoral y a ser víctima de nuevas narco-denuncias o judializaciones pendientes (como la de los Súper-Tucanos); lo que también podría ser usado para sacar del partido al leonelismo, sobre todo si se queda como socio incómodo u obstructor.

Esa posibilidad favorecería a la oposición electoral, siempre que el danilismo no logre convertir las fracturas y sus implantes dentro del PRM y en la oposición derechista en división orgánica o en boicot interno a la candidatura de Abinader; que por demás compite por el favor de TRUMP. El sector hipolitista y determinados agentes encubiertos del oficialismo hacen las veces de Caballo de Troya prestos a favorecer directa o indirectamente la reelección.

El pacto con la preeminencia interna de Danilo Medina pasaría a ser un reparto entre dos facciones comprometidas con una candidatura presidencial más frágil, que en lo interno (sin aparatos políticos propios) sería escogida en primarias abiertas frente en una competencia en la que Margarita Cedeño luce la mejor situada, siempre que no la adversen las dos facciones y muy especialmente el danilismo.

La política intervencionista de TRUMP parece inclinarse, o a una tercera opción en el PLD o a Luis Abinader en el PRM; ambos partidos en crisis, prestos a darle a Washington más que los fundillos.

En las actuales circunstancias la re-postulación del Presidente Medina y la consiguiente ruta traumática hacia la reelección  le metería mucha más presión a la olla nacional; mientras que las formulas que implican alternancias de rostros bajarían la presión en ascenso, pero solo en términos pasajeros dadas las características de la crisis en expansión.

Previamente contra Leonel Fernández –fórmula impopular y generadora de mayores tensiones- se ha volcado no solo todo el poderío del Estado, sino que además está siendo concretamente derrotado en el seno del partido que preside; hecho bastante singular y llamativo, preludio de imposiciones aun más grotesca contra una oposición pusilánime e inconsistente, aunque alimentada por el repudio a la dictadura morada; a la que le será difícil ganarle la pelea, y si gana, le será más difícil su gobernanza en medio de una crisis que tiende a multiplicarse más allá de cualquier respiro aparente.

Las opciones electorales de cara al 2020 conllevan más crisis, con riesgos de quiebras institucionales a no a muy largo plazo, dada su tendencia  a tornarse frágiles, montadas sobre una especie de bomba socio-política.

Algo distinto, otra cosa, factor emergente, potencialmente alternativo al sistema de partidos en crisis, es la gestación y permanencia del movimiento Marcha Verde frente a todos los avatares que se han presentado.

Sí, la diferencia está marcada por ese fenómeno político-social, no partidista, denominado Marcha Verde; y más concretamente por el hecho de sobrevivir aun en medio de los efectos dispersantes de la actual coyuntura pre-electoral; que si bien la ha afectado, no ha logrado matarla, como ha sido el deseo y el propósito, traducido en las constante maquinaciones del régimen establecido; lamentablemente facilitadas por el abandono practicado por quienes en lugar de potenciarla han optado por marginarse de su cauce independiente y por privilegiar un escenario electoral estructuralmente viciado y bajo control de partidismo tradicional.

Este nuevo sujeto político-social contrasta con el decadente partidismo tradicional – aunque todavía con significativas insuficiencias- porque además en su evolución ha definido la corrupción reinante y la impunidad que la protege y reproduce como un sistema, como una realidad estructural e institucionalizada.

Porque también ya ha iniciado las reflexiones y debates sobre la pertinencia de un proceso constituyente y en su VI ENCUENTRO NACIONAL optó por no comprometerse con ninguna de  las formulas y candidaturas electorales del sistema de partido y por intervenir activamente en la vida política y las luchas sociales procurando trascender la coyuntura electoral del 2020, reconociendo la necesidad de cambios estructurales inalcanzables dentro de este marco institucional corrompido y dictatorial.

Y, sobre todo, porque perdurando en el contexto de una situación tan adversa, está dando señales de recuperación en medio de circunstancias que refuerzan tanto su razón de ser como la necesidad de su autonomía y cualificación como factor transformador de una institucionalidad degradada.