El mundo atraviesa en estos momentos por muchas dificultades en el orden económico, social, moral y ambiental, pero hay personas, en este país que no ven esta realidad, creyendo que con sus “habilidades” podrán sortear cualquier calamidad y muestran una despreocupada sonrisa sardónica, sin importarles la suerte que corran los demás ante la presente crisis.
Es como aquel amigo, cuya misión en la vida era obtener bienes a como diera lugar, ignorando que las crisis económicas por la que atraviesan muchos países, incluyendo el nuestro, también lo afectará. El caso de Norteamérica, nuestro principal socio, y de varios países europeos, es preocupante.
Otros que también aspiran a ser ricos, se “enganchan” a políticos para luego corromperse, y disfrutar a sus anchas del erario. Hay los que se dedican a otras actividades “rentables”. Estos son los que se ríen burlonamente al disfrutar de las cosas “buenas” y pasajeras que otros no pueden alcanzar.
Pero, en este mundo, como decía mi abuela, Maura: “Vale quien tiene” no importando de donde procedan las riquezas. Con esa frase mi abuela nombraba a su perro. Esta realidad golpea en la cara a nuestra sociedad por la perdida de los más sanos valores.
Estos “materialistas”, de nuevo cuño, creen que se van a salir con las suyas, pero no es así. Sólo piensan en Dios cuando están en apuros y nada más, sin tomar en cuenta la realidad de la muerte. Pese a lo que éstos piensen, Dios es real y la Biblia dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”, (Hebreos 9:27). “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios”, (Oseas 4:12).
Ahora te ríes, disfrutando de tus bienes de espaldas a Dios, diciendo: “comamos y bebamos porque mañana moriremos”. Según Salomón “no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios”, (Eclesiastés 8:13).
Hay gente que por tener riquezas materiales se quieren llevar el mundo por delante, y al respecto Jesús dice que “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).
Sin embargo, hay ricos, muchos de los cuales adquieren sus riquezas de manera muy cuestionada, que tienen la falsa creencia que haciendo obras buenas pueden aquietar su conciencia y entrar al cielo, pero eso no es así. El apóstol Pablo dice que “por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”, (Efesios 2:8-9).
Pero a mis amigos, que ignoran a Dios, ni se han alineado a su voluntad y salvación, mediante la fe en Jesucristo, Salomón les dice: “Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla”, (Eclesiastés 7:6).
El que ríe último, ríe mejor, y eso hará Dios: “El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira”. (Salmos 2:4-5).
Jesucristo dice: “Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15). Además, advierte, que “no os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón”, (Mateo 6:19-21).
Lo importante es arrepentirte de tus pecados y recibir a Cristo como tu Señor Salvador de tu alma. El pagó el precio de tus pecados al morir por ti en la cruz del calvario. Deposita tu fe en El y disfrutará de la vida eterna, que es el más grande tesoro que tú puedes tener.
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