En la antigüedad había dos ciudades, Sodoma y Gomorra, ubicadas en el fértil valle Sidim, en Israel, que se distinguían por su gran riqueza, de tal manera que sus habitantes vivían en un ambiente de extrema holgura, pero de espalda a Dios.
El Todopoderoso había decretado juicio en contra de esas dos ciudades, porque sus moradores eran malos y pecadores en gran manera.
Era una tarde apacible, sus habitantes, ignorando el juicio que se avecinaba, bebían, comían y se daban en casamiento unos con otros.
De repente, el cielo se oscureció, la tierra comenzó a temblar, la gente atemorizada corría en busca de refugio, pero horrorizadas vieron como desde el cielo llovía fuego y azufre, que los consumía.
Sólo sobrevivieron tres personas, Lot, sobrino del patriarca Abraham y sus dos hijas. Su mujer, que escapó con el grupo, se convirtió en estatua de sal al mirar hacia atrás, al desobedecer a Dios, de acuerdo al relato bíblico.
¿Qué ocurrió con estas dos ciudades? Su gran prosperidad trajo como consecuencia una situación de ociosidad entre sus habitantes, lo que los hizo adoptar una conducta inmoral, donde hombres y mujeres vivían en parejas del mismo sexo, en violación a los preceptos divinos.
En muchas sociedades hoy se ha legalizado el matrimonio entre personas de mismo sexo, lo que constituye una aberración a las costumbres normales de una pareja de hombre y mujer. Esta sociedad rechaza todo intento a que se legalice esa clase de unión antinatural.
Sodoma y Gomorra, eran habitadas por cananeos, según Génesis 10:19. Los habitantes de estas dos ciudades, su prosperidad, los volvió egoístas de tal manera que se olvidaron de extender sus manos al afligido y al menesteroso. Para estas sociedades lo más importante era el lujo, el boato y los placeres sensuales. Se llenaron de soberbia, haciendo gala de sus riquezas y viviendo al margen del orden divino.
Además de llenarse de soberbia, hicieron abominación delante del Dios del universo. El nombre de Sodoma ha dado origen al vocablo que identifica la práctica sexual llamada sodomía, y el de sus habitantes, los sodomitas, a la palabra que alude a quienes la realizan.
La mayoría de los diccionarios define la sodomía como el acto “contra natura” entre personas del mismo sexo y es verdad que en muchos textos se identifica al sodomita, sea éste activo o pasivo, como el homosexual.
Sodoma y Gomorra sirven de constante advertencia: Dios es Juez y castiga cuando su justicia lo exige. Sin embargo, en su ira se acuerda de la misericordia, y libra a los que se arrepienten del mal.