Redacción internacional.- El 31 de marzo de 1995, el mundo de la música perdió a una de sus estrellas más brillantes cuando Selena Quintanilla, la reina del Tex-Mex, fue asesinada por quien fuera su amiga y colaboradora, Yolanda Saldívar. Este trágico evento ocurrió en el Days Inn de Corpus Christi, Texas, y dejó una herida profunda en millones de fanáticos.
Selena, con solo 23 años, se encontraba en el punto más alto de su carrera, con una prometedora incursión en el mercado anglosajón y el lanzamiento de nuevos proyectos. La noticia conmocionó a la comunidad latina y marcó un antes y un después en su legado.
La relación entre ambas, que comenzó como una colaboración profesional y una aparente amistad, se tornó oscura cuando la familia Quintanilla descubrió que Saldívar, entonces presidenta del club de fans y gerente de las boutiques de la artista, había estado malversando fondos. Las sospechas se confirmaron y llevaron a una confrontación, que culminó con el disparo fatal.
Según informes judiciales, Saldívar atrajo a Selena al motel con la promesa de entregarle documentos financieros importantes, pero en un momento de tensión, disparó un arma calibre 38 que impactó en la espalda de la cantante, causándole una herida mortal.
Meses después del crimen, la acusada fue llevada a juicio, donde un jurado la encontró culpable de asesinato en primer grado el 23 de octubre de 1995. Recibió una condena de cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional tras 30 años.
Desde entonces, ha permanecido encarcelada en la Unidad Patrick L. O’Daniel en Gatesville, Texas. Durante el juicio, la fiscalía argumentó que el disparo no fue un accidente, como afirmaba la defensa de Saldívar, sino un acto deliberado motivado por el miedo a ser expuesta por sus actos ilícitos.
El próximo 30 de marzo de 2025, la asesina de Selena será elegible para la libertad condicional, al cumplir 30 años en prisión. Esto generó un intenso debate entre los seguidores de la cantante, la comunidad latina y el público en general, quienes mantienen vivo el recuerdo de la cantante como un ícono cultural y artístico.
Según la ley del estado de Texas, los condenados a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional pueden solicitarla una vez cumplido el plazo estipulado en la sentencia. En el caso de Saldívar, esto significa que podría ser liberada si demuestra buen comportamiento en prisión y cumple con los requisitos establecidos por las autoridades penitenciarias. Sin embargo, el posible retorno de la mujer a la sociedad reavivó emociones encontradas y un rechazo notable por parte de los fanáticos de Selena, quienes consideran que su crimen fue demasiado grave como para permitirle una segunda oportunidad.
La posibilidad de que Saldívar recupere su libertad ha provocado reacciones polarizadas. Mientras algunos argumentan que, tras cumplir casi tres décadas en prisión, merece reinsertarse en la sociedad, otros creen que liberar a la persona responsable de truncar una prometedora carrera y quitar la vida a una joven de 23 años sería una injusticia para la memoria de Selena. Este último sentimiento es particularmente fuerte entre los fanáticos de la cantante, quienes han expresado su indignación en redes sociales y plataformas públicas.
Por otro lado, según declaraciones recientes de la propia Saldívar, ella considera que su comportamiento en prisión y su supuesta falta de intención de dañar a Selena deberían ser tomados en cuenta para su liberación. A pesar de esto, muchas voces dentro de la comunidad legal y artística destacan que el impacto emocional y cultural de su crimen sigue siendo demasiado profundo para permitir su reintegración sin controversia.
A casi tres décadas del asesinato de Selena Quintanilla, Yolanda Saldívar mantiene su propia versión de los hechos, asegurando que la muerte de la cantante fue un accidente. En una entrevista incluida en la docuserie Selena & Yolanda: The Secrets Between Them, afirmó: “No sabía que el arma se había disparado, pensé que ella simplemente corrió… nunca hubo intención de hacerle daño”.
Estas declaraciones contrastan con los hallazgos presentados durante el juicio, en el que la fiscalía argumentó que el disparo fue deliberado y ocurrió durante una confrontación tensa, luego de que la artista la enfrentara por las acusaciones de malversación.
En la misma serie, Saldívar también intentó defenderse de las acusaciones de haber malversado dinero del club de fans y las boutiques de Selena, el conflicto que detonó la tragedia. “Nunca pudieron probar que robé ni un solo centavo”, dijo. Además, cuestionó que el padre de la fallecida, Abraham Quintanilla, no tomara acciones legales por las supuestas irregularidades financieras: “Si realmente fui una malversadora, ¿por qué nunca presentó cargos?”.
Sin embargo, la familia Quintanilla sostuvo firmemente que las pruebas de irregularidades financieras eran claras y que esta situación fue lo que llevó a la decisión de despedir a Saldívar el 30 de marzo de 1995, solo un día antes del asesinato. Estas discrepancias entre la versión de Saldívar y las acusaciones de la familia han mantenido el caso bajo el escrutinio público, incluso décadas después.
Con su posible liberación condicional en 2025, la asesina de Selena sorprendió al público al expresar abiertamente sus planes de reintegrarse al mundo laboral. En una reciente entrevista, Saldívar declaró que desea trabajar nuevamente con artistas de alto perfil y mencionó a Shakira como su empleadora ideal. Esta revelación, calificada de audaz por muchos, ha generado una ola de reacciones negativas y una mezcla de incredulidad e indignación entre los seguidores de la fallecida artista y la comunidad latina.
Las redes sociales estallaron tras la difusión de esta declaración, con numerosos usuarios expresando su rechazo a la posibilidad de que Saldívar interactúe con cualquier figura pública, mucho menos con artistas tan influyentes como Shakira. Mientras algunos calificaron sus palabras de “fuera de lugar” y “una burla al legado de Selena”, otros encontraron la situación digna de un guion de telenovela.