Estamos “celebrando” este día como un logro, y de logro no tienen nada. No se puede celebrar que en pleno 2022 sigamos pidiendo algo que nos corresponde y sobre todo celebrar la muerte de muchas mujeres en esta lucha incansable y agotadora, pidiendo igualdad de derechos como ciudadanas y ciudadanos, y no se confundan, no queremos ni pretendemos ser superiores a los hombres, no, lo que pedimos es igualdad de condiciones en una sociedad que nos tiene olvidadas y confrontadas; porque les conviene y sí, hablo de algo que nos educan como sociedad, a la violencia mujer contra mujer. Nos confrontan porque así ellos van avanzando y nosotras nos dejamos utilizar de forma inconsciente.
Desde el 1910 muchas mujeres han muerto. Muchas mujeres por su trabajo arduo han logrado el sufragio femenino entre otras cosas; efectivamente algo se ha logrado pero todavía quedan muchos temas pendientes, por ejemplo: la esclavitud sexual, la despenalización del aborto, salarios igualitarios, la penalización del matrimonio infantil, hasta nuestros artículos de primera necesidad tienen mayor impuesto, hasta menstruar nos cuesta (la llamada tasa rosa).
¿Cómo se explica que somos las mujeres el 68% en las universidades y sólo ocupamos, siendo optimista, el 19% en puestos directivos?
Pedimos un cambio de tradiciones, de conciencia pública, política, pero eso no se logrará si nosotras mismas no somos conscientes de ello, porque son actitudes del día a día que prolonga la discriminación.
Yo no me conformo con ser la secretaria de un hombre relevante, de ser la mujer que está detrás de un buen esposo, no, seamos consciente de ser nosotras las mujeres relevantes y que aspiremos a puestos de responsabilidad social para poder cambiar las cosas, porque si se lo dejamos a aquellos que nos ven como objeto sexual mal vamos. Avancemos todas juntas pero desde la autocrítica, es agotador seguir conmemorando este día, y espero que como madre de dos niñas, ellas en un futuro no tengan que ir a una manifestación a luchar por algo que les pertenece y que ha costado tanta sangre y tantas vidas.
Yo doy por perdida esta generación lamentablemente, la mía, pero apuesto por un cambio de mentalidad real desde la niñez, de los futuros hombres y mujeres que pueden cambiar las cosas y esto sólo se logra desde la educación y el respeto de todos y todas sin importar el género.