Esta es una de las situaciones más difíciles para las familias sobre todo cuando alguno de los padres está preso justamente, es decir, por delitos que cometió. Hago esta diferencia porque cuando la cárcel es injusta no suele haber desprestigio o deterioro de la imagen de ese padre o madre, por el contrario se fortalece y esta experiencia los marca, pero no igual que en el caso contrario.
Cuando esa madre o padre está preso por narcotráfico, robo, asesinato u otros delitos, es un tema más que se agrega al abandono y la distancia que los hijos deberán aprender a manejar y a convivir con ellos cada día.
Sobre todo por la facilidad con que hoy la información se difunde a través de los medios electrónicos, es difícil que ellos no se enteren rápidamente, a pesar de ello, la alternativa más usada por las familias suele ser el secreto, no decirlo, ocultarlo diciendo que papi o mami está de viaje, cuyo regreso se posterga cada día. Mientras tanto los niños están percibiendo un ambiente distinto, alterado, de angustia que indefectiblemente los afecta y que desconocen la razón.
He recibido familias que no han vuelto a la consulta siguiente cuando les he planteado que lo sano es decir la verdad. Al poco tiempo regresan para manejar la situación porque los niños se enteraron por terceros.
La lógica que suelo utilizar con los padres o familiares es que además de lo difícil de la situación, si no lo afrontan, estarían añadiendo mentira y engaño que los mismos niños suelen, más adelante, reclamar y pedir cuentas por ello.
Recomiendo que la forma de hablar con los hijos sea desde la necesidad de afrontar las consecuencias de los actos. Es decir, en un lenguaje adaptado a la edad de los niños, explicar que mamá o papá cometió un error y debe afrontar las consecuencias por ello. Así como ellos, si están en el colegio son castigados por pelearse o no hacer lo correcto, igual papá o mamá deberán hacerlo.
Esta información debe ser dada en un contexto afectivo, con amor, mirando a los ojos y entendiendo los sentimientos que en ese momento pudiera expresar el niño, niña o adolescente. Antes deberá haberse puesto de acuerdo con la familia para crear este ambiente y luego estar pendiente de la conducta y el estado de ánimo de su hijo. Estar pendiente de la tristeza, irritabilidad, expresiones de rabia o depresión. Estar cerca para dar apoyo, validar sus sentimientos y ayudarle a canalizar sus emociones sin hacerse daño a él o a otra persona.
Los adultos también deben tener su sistema de apoyo de adultos de manera que no utilicen a los niños para esto. Como adulto puede llorar y expresar su tristeza, pero luego se calma pues tiene que recordar que usted es el adulto y está para cuidar, contener y apoyar.
Dependiendo de la edad, las circunstancias y la relación que tienen con el padre o la madre ya se verá el manejo para visitas y comunicación.
A los hijos, las situaciones que ocurren con sus padres les suelen impactar de manera significativa, el mejor aprendizaje que ellos pueden hacer del dolor es enfrentar la situación con responsabilidad y dignidad.
Se que todo esto es muy difícil, pero a la larga es el mejor legado de las dificultades que les podemos dejar a nuestros hijos.
Si entiende que no puede manejarlo, busque ayuda profesional idónea y le aseguro que saldrá de la situación con el menor daño posible.