Curitiba, Brasil.- Había estado aquí hace diez años en compañía del alcalde Juan de los Santos, y he vuelto a una actividad similar con Alfredo Martínez, René Polanco, Nelson Guillen, los alcaldes electos de Santo Domingo Este, Santo Domingo Norte y San Cristóbal, respectivamente, así como con parte del equipo técnico de Abel Martínez y los diputados reelectos José Ramón Cabrera y Juan Compres, entre otros integrantes de una delegación dominicana que está participando en la Gira Internacional de Capacitación de Autoridades Públicas organizada por la Asociación para el Desarrollo de América Latina y el Caribe.
El principal secreto de la mejor ciudad de la región ha sido la planificación de largo plazo: Curitiba definió en que tipo de ciudad se iba a convertir desde principio de los años setenta en la gestión municipal del arquitecto Jaime Lerner y desde entonces no ha hecho otra cosa que innovar y seguirse superando a si misma como una ciudad que fomenta un espacio limpio y verde sin detener la pujanza de su economía ni el crecimiento de su población.
Lo primero que observa el que vive el caos del tránsito en otras ciudades del área es un sistema integrado de transporte de pasajeros que es la primera opción de los munícipes, porque nada les garantiza llegar a tiempo con comodidad y seguridad a sus desempeños diarios, e incluso nada es mejor en la ciudad para disfrutar con la familia el ocio los fines de semana, que el transporte público, que además de su eficiencia promueve paquetes de menor erogación.
Lo diferente a cualquier mejoramiento que pueda observarse en otras ciudades, es que transporte en Curitiba no es solo tener autobuses biarticulados con vías exclusivas que brinden un servicio eficiente y confortable a los usuarios, sino que también consiste en predeterminar donde estarán ubicadas las escuelas en las que educarán los hijos y comercios donde adquirirán los bienes de consumo cotidiano, las iglesias y los lugares de recreación.
Es que el sistema de transporte colectivo deriva del Plan Rector de la Ciudad y promueve la integración entre las funciones y los servicios, así como la equidad y la inclusión. En todas las paradas hay plataformas para elevar hasta el nivel del vehículo a las personas con discapacidad, y un personal especializado con vehículos especialmente diseñado recogen diariamente a los niños nacidos con alguna limitación para llevarlos a las escuelas especiales, a cero costo para las personas de escasos recursos.
No hay uso de suelo para un proyecto de viviendas, sino conlleva paralelamente la comunicación con el servicio del transporte.
Y el servicio ni es gratuito ni tiene subsidio, se acepta que no aporte beneficios pero tiene que cubrir sus costos y para muchos ciudadanos especialmente para los estudiantes, hay un aliado importante para generar los recursos que permiten comprar los boletos de transporte: la venta de los desechos sólidos de sus propias residencias y del vecindario, que los propios ciudadanos reciclan y sacan a la calle a la hora que corresponde.
Como ningún vecindario se ha levantado sin planificación el concepto de eco sostenibilidad está garantizado, hay 52 metros de espacio verde por persona, 1.5 millones de árboles a lo largo de las vías y una red de 28 parques y bosques que deleitan el desplazamiento diario.
Cada realidad es distinta, pero Curitiba ha de ser la inspiración de todo el que procure mejorar la vida de sus ciudades.