Corrían los años 70 del siglo pasado, cuando el grupo musical ABBA, puso de moda una canción cuyo título es, El Ganador se lo lleva Todo. Tal parece, que los seguidores del Doctor Fernández, aún esperan la noticia de que el resultado electoral se lo concede todo a Danilo Medina, pues todo lo que ha ganado, es en desmedro de Leonel Fernández.
Dicen que Danilo y Leonel están obligados a pactar, en el reparto de los cargos de los puestos directivos del Congreso y en la formación del Consejo Nacional de la Magistratura, quien a su vez nombrará los jueces del Tribunal Constitucional, la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Superior Electoral.
Pactar es una acción política práctica, por lo que nunca deberíamos considerar los acuerdos como actuaciones académicas o teóricas. En la política se dialoga, se negocia lo que se tiene, pues se ponen encima de la mesa los intereses de poder, los controles sobre las posibilidades del otro. ¿Que dominio tiene Leonel Fernández sobre las posibilidades de Danilo?
Hablar de equilibrio de fuerzas, en la política, es una quimera, pues para presidir un Gobierno es suficiente una mayoría, pero para gobernar se requiere de fortaleza política y democrática, y ninguna de estas condiciones las aporta Leonel Fernández en la ecuación de poder de Danilo Medina. Danilo Medina tiene la mayoría en el Congreso, en el Comité Político y en el Comité Central del Partido, y cuenta con el respaldo del bloque de Partidos Oficialistas.
Premiar y castigar son funciones políticas y democráticas de Danilo Medina, en el Partido, en el Gobierno y en el Estado. Esa condición política elimina cualquier presunción de Leonel Fernández, pues ya lo establece la canción famosa del grupo ABBA: El Ganador se lo lleva Todo. Reconocer la realidad es una virtud en política, conocer sus reales posibilidades fortalece el carácter de un político, porque le permite una conexión productiva con las urnas y con los ciudadanos.
Leer correctamente la cartografía del poder es una asignatura pendiente para un expresidente que desconoce, cómo construir sus fines políticos. Leonel Fernández apuesta a la procastinación, a la emisión de cheques futuristas, cuando sabe que, vencida la fecha, tendrá que proponer otra. Juega a la fobia política y social, cuando se distrae en viajes y viajes, conferencias y conferencias, como coartada y treta para esconder sus fantasías catastróficas.
Quiere Leonel Fernández que sus fines políticos se los construyan otros, en los medios de comunicación, con el neoexpresionismo empresarial, periodístico y desde los grupos financieros de presión estructural. Quiere que Danilo le conceda lo que él le negó de 2006 a 2011, cuando le tocó tenerlo todo. El poder desconoce la gratitud, la lealtad y la solidaridad, solo conoce la conveniencia para expandirse y mantenerse.