Parece que el Presidente Medina, llevaba un cerdito en las axilas, cuando negaba que aquí hubiera una dictadura. Tenía razón en su declaración, pues es difícil probar una dictadura, cuando se concurre a elecciones, cada cuatro años, pero también, si existen poderes supuestamente independientes: El poder Judicial y el Poder Legislativo
Hablamos de una democracia con un cerdito en los sobacos, cuyo mal olor asfixia las instituciones y a toda la sociedad. Una democracia al estilo y modelo de Maduro, en Venezuela, donde las instituciones, los poderes constitucionales, como a Justicia y el Misterio Público, o el Congreso en sus dos salas, están pautadas por las necesidades del Poder Ejecutivo.
Pasa lo mismo con la Cámara de Cuentas, la Junta Central Electoral y la Liga Municipal Dominicana, instituciones supuestamente con autonomía política y democrática, bajo la tutela del Presidente de la República. Hieden estos métodos caudillistas, este culto permanente a la personalidad y a la imagen del Presidente Medina.
Nacen los caudillos en las democracias: Chavez nombra a Maduro como sucesor, Ernesto Kitchner deja la esposa, Leonel, deja a la esposa como Vicepresidenta, caudillismo puro y duro. Pero, Danilo Medina, en nombre de su popularidad igual que Hitler, decide sucederse a sí mismo, compra una nueva constitución en el Congreso, para postularse nuevamente.
Vivimos el caudillismo de Danilo Medina, una nueva forma de tiranía de Partido y de Poder Político y Social, donde empresarios, instituciones privadas y partidos políticos han decidido crear un sistema democrático único, un esquema de mando político, sustentado en cortes marciales, donde el Presidente y los grupos de poder que les son afines, están libres de controles democrático institucionales.
Quiere el Presidente Medina tribunales marciales, bajo el control político y democrático del Procurador Francisco Domínguez Brito, para que lleve la acción Pública del Estado, según las necesidades de su mandato Presidencial. Necesita crear, de la misma forma que Maduro, un Tribunal Constitucional, un Tribunal Superior Electoral y una Suprema Corte de Justicia de la catadura Venezolana, donde una Ley del Congreso Venezolano, es vetada por el Tribunal Supremo de Venezuela.
Necesita Danilo Medina completar su sueño de José Stalyn, pero en la República Dominicana, un Estado Policial hecho a su imagen, pero donde se pueda votar cada cuatro años, mientras el compra en el mercado del Congreso todo lo que políticamente se venda, y siga comprado a todos los Miguel Vargas que pueda.