Una vez, conversando por teléfono con uno de mis hijos, me preguntó
¿Mima, cuando era pequeño tú me contabas muchos cuentos, historias o fábulas para dormirme? “Bueno, creo que si, no recuerdo mucho, pero de seguro que te contaba” ¿A qué se debe esa pregunta? “es que siempre que estoy hablando contigo me da un sueñito, al escucharte” ¡Cómo! ¿Te duermes? Te hablo de cosas interesantes “Lo sé, pero me da sueño”
Me quedé pensando por qué mi conversación le producía sueño a mi hijo. Con mis hijos no hablo todos los días. Viven lejos. Son jóvenes, ingenieros, muy ocupados. Sin embargo, cuando lo hago, reconozco que hablo mucho.
Me emociono narrándoles cosas sin detenerme y ellos en diez palabras, me lo dicen todo.
Naturalmente, gracias a Dios, nunca hemos tenido que hablar de grandes problemas. Suelo contarle lo que sucede en el diario vivir, de la familia, de amigos, del país. ¡Ellos le llaman chismecitos!
Sin embargo, cuando mi hijo me dijo que al escucharme hablarle le daba sueño, pensé que debía consultar con profesionales de la conducta, para que me dieran una explicación. Mientras tanto, me auto diagnostiqué “es porque no le produzco stress, no lo inquieto, sabe que todo esta bajo control”. Bueno, me dice, además, que no me preocupe, que cuando despierta, logra seguirme el hilo de la conversación ¡Pero que muchacho tan tremendito!
Ahora se me ha complicado la situación ¡lo que le sucede a mi hijo conmigo, me ha sucedido con el Presidente de la República, Danilo Medina!
El pasado 27 de Febrero, escuchando su “Rendición de Cuentas” al pueblo, le puse mucha atención ¡pero, me dormí!. Cuando desperté, todavía él estaba hablando. Capté su rumbo en el discurso y ¡volví a dormirme! ¿Qué me pasó con el discurso del Presidente? Sus palabras me produjeron el mismo efecto, que las mías en mi hijo: dormir.
No debió sucederme. El escenario y contenido era para estar en atención. Es posible que influyera el tono de voz de Danilo. Es como una línea recta A veces es tan sereno y tristón que parecería que va a llorar, como sucedió en esta ocasión; habla sin pausa, todo es positivo, vende optimismo. Parecería que deseaba sembrar la idea de que el país anda bien, que mejorará con los planes a ejecutar, que sabe lo que tiene que hacer, no hay nada a qué temer ¿Deseaba dormir el pueblo?
¿Por qué me dormí? ¿Me sabía la historia o el cuento? ¿Sabía su final? ¿Sentí confianza? ¿Me desmayó la tranquilidad con que arropaba los grandes males?
Por este caso, tendré que preguntarles también a sociólogos y expertos en política ¿Por qué me dio sueño un evento tan serio? ¿Era su meta al hablarle a gente del pueblo como yo?
Una cosa quedó clara, si a mi hijo le da sueño cuando le estoy hablando, no implica falta de respeto, es una reacción involuntaria. Ahora recuerdo que también me pasaba, cuando mi tía me contaba por enésima vez, el cuento de “Caperucita Roja” A esa conclusión llegué, al dormirme escuchando la Rendición de Cuentas, del Presidente Danilo Medina.