Danilo Medina Sánchez es el primer trabajador de la política que ha alcanzado la presidencia de la República, la primera persona que ha construido un liderazgo político en base a un trabajo realizado peldaño a peldaño a lo largo de una militancia activa.
Leonel Fernández Reyna también ha sido un militante, pero lo que lo catapulta es su formación intelectual, por lo que su trabajo siempre ha estado más enfatizado en el campo de las ideas que en la estructuración partidaria: redactor de Vanguardia del Pueblo, director de la revista política del partido, charlista, director de prensa y panelista invitado a los espacios de radio y televisión.
Danilo Medina es el circulista disciplinado y productivo que sale a repartir el periódico a sus lectores, capta los simpatizantes que va a convertir en circulista, lleva su organismo a comité de base, encabeza su comité y lo pone a la cabeza del intermedio, lo hacen activista nacional, luego vicesecretario general, miembro del Comité Central y después del Político, y muerto Juan Bosch nadie ha tenido más peso en el desarrollo de la estructura partidaria.
No digo que ese no haya sido un recorrido común para los líderes del PLD, lo que enfatizo es que Danilo no ha tenido otro motorizador que su capacidad de trabajo, su entrega, su desprendimiento, su solidaridad, complementados con un conocimiento fuera de serie de los asuntos del Estado .
Hipólito Mejía no se hizo presidente por larga militancia ni por liderazgo partidario, sino por el empujón recibido al convertirse en ministro de Agricultura en la administración del presidente Guzmán, de ahí a la candidatura vicepresidencial con Peña Gómez, y muerto éste investido en su sucesor político para la candidatura presidencial, pero nunca formó en el PRD ninguna otra cosa que el grupo que sustenta sus aspiraciones.
Joaquín Balaguer se hace líder político y presidente de la República aupado por su oratoria y sus condiciones intelectuales, si bien es cierto que organizó su propia plataforma política, más que un partido estructuró un sentimiento, con mucha efectividad electoral porque se guió la configuración de las mesas de votación, pero si se le compara con el PRD o el PLD, el PRSC nunca contó con organismos que pudieran hacer otra cosa que llevar gente a votar.
Ni Salvador Jorge Blanco ni Antonio Guzmán se terciaron la banda presidencial por el trabajo militante en el PRD, sino por la necesidad de postular figuras que no despertaran los temores que creaba José Francisco Peña Gómez, que me dijo en Cambita en su último cumpleaños, que cuando la sociedad comprendió que él no representaba peligro, no le quedaba salud para llegar al poder.
Juan Bosch más que un trabajador político era un gran motivador, el peso de su figura en todos los órdenes era una gran fuente de inspiración para el trabajo que hizo crecer a los dos grandes partidos que fundó, por eso más que estadista es el referente moral.
Danilo tuvo que esperar, porque priorizó en la fortaleza de su partido, y siempre se colocó no donde más conveniente le resultara a él, sino a la organización, cuando pudo ser el compañero de boleta de Bosch, que lo propondría Leonel, él y Temo, entendieron que lo más conveniente es que fuera Leonel, y después cuando Leonel le ofertó la vice, declinó para quedarse empujando la maquinaria, hasta que entendió que le tocaba y lo procuró con firmeza y dignidad.
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