REDACCIÓN.- Casi un cuarto de la población española sigue siendo fumadora, a pesar de la información de la que disponemos sobre las nefastas consecuencias que este hábito tiene para la salud humana.
Es muy importante seguir incidiendo sobre los motivos, más que sobrantes, que tenemos para dejar de fumar. Muchos de los daños ocasionados por el tabaco pueden detenerse al cesar el consumo; algunos, incluso, podrían revertirse.
El tabaco y reducciones en el volumen cerebral
Por ejemplo, un nuevo estudio publicado en el prestigioso medio académico Biological Psychiatry: Global Open Science ha hallado que fumar cigarrillos puede reducir el volumen del cerebro, una condición que, a su vez, se ha relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo, demencia y alzhéimer.
Por el contrario, abandonar el tabaquismo previene cualquier disminución posterior del volumen de materia gris, si bien el cerebro no parece recuperar su masa original una vez que se ha producido deterioro de la misma relacionado con el tabaquismo.
Estos hallazgos son consistentes con evidencias previamente recabadas que habían concluido que el tabaquismo aumenta el riesgo de desarrollar demencia. De hecho, se cree que en torno a un 15% de los casos de demencia podrían ser atribuibles al tabaco, según un trabajo publicado en la revista científica The Lancet Neurology en el año 2013.
Un cerebro más envejecido
En este caso, los autores han tomado datos del año 2019 de la base de datos UK Biobank, incluyendo 32.094 participantes de ascendencia europea de los que se tomaron imágenes del cerebro y que reportaron sus hábitos tabáquicos.
Este método arrojó, entre otras cosas que aquellos que fumaron más a lo largo de su vida experimentaron una mayor reducción en su volumen cerebral que aquellos con un menor consumo de tabaco.
Cabe señalar que la reducción de volumen en ciertas áreas críticas (por ejemplo, en el hipocampo; una región que se considera implicada en la formación de recuerdos) del cerebro se ha relacionado en la literatura científica de manera directa con ciertas condiciones neurodegenerativas, tales como el alzhéimer. Por otra parte, la reducción del volumen cerebral aparece también asociada al envejecimiento: en cierto sentido, parece que el tabaquismo acelera el envejecimiento del cerebro.
En base a estos datos, los autores inciden en las recomendaciones de abandonar el tabaquismo tan pronto como sea posible, recordando que se han observado beneficios en esta decisión incluso cuando se lleva a cabo en edades más avanzadas.