Del lado de la Vida, de Denis Mota

Con un prólogo de antología escrito por el maestro Don Manuel Mora Serrano circula desde hace unos meses el poemario Del lado de la vida, autoría del poeta, comunicador y empresario Denis Mota Álvarez, oriundo de San Rafael del Yuma, provincia de La Altagracia pero establecido en la Capital desde hace varias décadas.

 

Con un prólogo de antología escrito por el maestro Don Manuel Mora Serrano circula desde hace unos meses el poemario Del lado de la vida, autoría del poeta, comunicador y empresario Denis Mota Álvarez, oriundo de San Rafael del Yuma, provincia de La Altagracia pero establecido en la Capital desde hace varias décadas. Se trata de una publicación esperada hace tiempo por los amigos y relacionados del escritor yumero, debido a que su mejor creación se mantenía dispersa desde que comenzara a conocerse en suplementos y páginas literarias de los periódicos por los años 70.

Poco habría que decir tras las expresiones de Mora Serrano, quien no solo aporta criterios estéticos sobre los poemas de Mota Álvarez sino que contextualiza su aparición en una época avasallada por una profunda crisis de valores que tiende a ser indiferente frente a la grandeza artística, humana y espiritual del quehacer poético, visto según el prologuista como “un acto inútil y baldío”.

El veterano escritor nacido en Pimentel opina que si Denis se presenta hoy ante su gente de Yuma con Del lado de la vida y “de pronto les dijeran que se trata de poesía, en vez de ser como antes que todo el mundo se embelesaba esperando que el poeta leyera, el rostro de aburrimiento mortal en la mayoría, es lo que encontraría”.

Sin restar crédito a la observación realista de Don Manolito, justo es decir que entre el tumulto de la creciente canallada, en cualquier insospechado rinconcito de la Isla aparecen individuos de diferentes géneros y edades que disfrutan Del lado de la vida, con poemas como Rutina: “Me importan un pepino/ los templos llenos de palomas/ Prefiero las provocaciones/ que desatan los demonios/ porque me divierte la fiereza de la vida/ y el andar sobre el filo de la navaja”. Todo un canto a la vida como fenómeno dinámico, sorprendente y apasionante.