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Del PRD y el PRM

En las elecciones del año 2012, el PRD obtuvo el 47% de los votos. Poco después, el partido entró en una pugna personalista irreconciliable que culminó con la división. Así surgió el PRM, que congregó la mayoría de la dirigencia histórica del PRD. Divididos, la viabilidad electoral para el 2016 se desplomó.

Danilo Medina, en busca de votos en el congreso para aprobar la reelección, ofertó alianza a los diputados perredeístas que ya proyectaban su derrota electoral en el 2016. El PRD se entregó al gobierno a cambio de beneficios para su cúpula directiva.

El PRM amagó con ser un partido nuevo y moderno, pero rápidamente fracasó en el intento. Se entregó al PRSC. El costo de una campaña nacional sin financiamiento público, y una casilla distante del frente, hizo el proyecto inviable para Hipólito Mejía y Luis Abinader. Botar fortunas personales no está en sus planes. Con la alianza, la candidatura presidencial del PRM-PRSC aparecerá en la casilla tres y los candidatos reformistas traerán recursos propios a sus campañas.

En vez de reflejar fortaleza, las alianzas del PRD-PLD y PRM-PRSC, evidencian la desestructuración del perredeísmo, precedida por la del reformismo. De 2002 hasta la fecha, el PRSC se consumió electoralmente, aunque conserve dirigentes con inmensa capacidad de agenciarse un lugar en el escenario electoral y gubernamental. En los últimos tres años, el PRD siguió el mismo camino por las pugnas personalistas.

La oferta limitada del PLD al PRSC representaba prácticamente la desaparición del reformismo. La oferta del PRM, por el contrario, da un respiro. Ahora los reformistas reanimarán sus cuadros directivos con las plazas electivas. Como estrategia de supervivencia, la alianza con el PRM es ventajosa para el PRSC, aún no ganen muchas de las posiciones asignadas. Los votos de la casilla tres donde aparecerá la foto del candidato del PRM-PRSC serán del reformismo, aunque marquen los perremeístas.

Para el PRM, la alianza tiene gran utilidad en el corto plazo. Obtienen la casilla tres y recursos, y además, es un golpe mediático. Pero hay también desventajas: el PRM pierde la capacidad de forjar una identidad partidaria propia, pierde la posibilidad de compactar el voto perredeísta con un proyecto novedoso, y pierde la capacidad de conformar un bloque electoral con fuerzas políticas alternativas.

Si como anunciaron los negociadores, esperarán hasta febrero para determinar quién encabezará la boleta presidencial, entonces el PRM también ha perdido la posibilidad de asentar su candidato desde ya. Con incertidumbre de aquí a febrero, quedará poco tiempo para el candidato presidencial posicionarse adecuadamente en el mercado electoral.

La alianza PRM-PRSC genera ruido mediático en este momento, pero no genera entusiasmo en la población porque aumentan los candidatos asociados con la corrupción y el transfuguismo. ¿Qué mensaje creíble podría enviar ahora Luis Abinader sobre la anti-corrupción? Con la alianza, el PRM optó muy temprano por ser más de lo mismo.

La política no es el arte del parche. La política necesita cierta coherencia aún en este país de marrullerías y conveniencias. La población necesita legitimar cabezas, no que cambien como veletas. El liderazgo genuino necesita tiempo y esfuerzo para forjarse y anclarse en la sociedad.

El PRD dividido, un ala con el PLD y otra con el PRSC, es evidencia de su desestructuración. Ninguna de sus partes es por sí misma electoralmente competitiva. Por eso se han entregado a otros partidos. El PRD de Miguel Vargas navegará cómodamente con los recursos del Estado. El PRM de Hipólito Mejía y Luis Abinader tendrá que guayar la yuca en todo el territorio nacional, aún con la ayuda del esquelético PRSC.

Artículo publicado en el periódico HOY

 

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