Testimonio de un hijo:
Recuerdo que mis padres siempre estaban demasiado ocupados en su trabajo y casi no tenían tiempo para mí y mis hermanos. Mi papá estaba lejos de nosotros por motivos de trabajo y mi mamá salía todos los días de casa a su fuente laboral. Sólo algunos fines de semanas podíamos compartir y conversar con mi mamá.
La ausencia de ellos afectó mucho mi vida durante bastante tiempo, aunque no hacían faltar nada en casa y proveían para las necesidades del hogar. Dentro de mí había una gran necesidad de su afecto, cariño y amor. Esta carencia, a la larga, me llevó a buscar cosas que sacien o llenen ese vacío que había en mí, pero nunca pude encontrar nada, hasta que conocí a Jesús.
Queridos padres, es un peligro estar demasiado ocupados y abandonar a los hijos. Hay muchos padres que están demasiado afanados por ganar mucho dinero y acumular riquezas materiales, y se olvidan y descuidan el regalo (herencia) más hermoso que Dios les ha dado después de la salvación: Los hijos.
La biblia dice: Así que no te desanimes cuando los malvados se enriquezcan, y en sus casas haya cada vez más esplendor. Pues al morir, no se llevan nada consigo; sus riquezas no los seguirán a la tumba. En esta vida se consideran dichosos y los aplauden por su éxito. Pero morirán como todos sus antepasados, y nunca más volverán a ver la luz del día. Salmo 49:16-19 (NTV).
No es malo trabajar, lo malo es descuidar, cambiar a los hijos por el trabajo. Hay padres que están tan ocupados en su oficio que llegan a casa cansados y no tienen tiempo para sus hijos. Olvidan que su educación y formación depende de ellos.
Si tú eres padre de familia, nunca cambies a tus hijos por acumular riquezas, si los demás lo hacen, tú has la diferencia. Porque a larga tus hijos te agradecerán por el tiempo que has invertido en ellos.
“…estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.” Deuteronomio 6: 6-9.
Es tu responsabilidad educarlos según los principios y valores de la palabra de Dios, porque un día rendirás cuentas de tus hijos al Rey de reyes y Señor de señores.
Fuente: Reflexiones Cristianas.