El asombro es una palabra que ha sido anulada del diccionario del dominicano. Ya nada nos causa alarma. Hace treinta años o más, la muerte de cualquier persona nos indignaba cuando la misma era la consecuencia de un disparo y sobre todo cuando la víctima pertenecía a gente involucrada en la lucha por el pueblo.
Podríamos hacer un listado de los años 70, 80 y parte de los 90 y seguramente lo acontecido en suelo dominicano en los últimos siete años, podría igualar a lo de esos años. Y es que, los de aquí, nos hemos acostumbrado a escuchar y a verlo como algo muy normal, es parte de nuestro desayuno.
Ni leemos las noticias y muchas veces ni las vemos, sobre todo cuando nos vendieron la idea que estábamos entrando a la magia de un mundo democrático.
Los escándalos de que, se habían creado más de 100 millonarios en el gobierno de Balaguer y los actos de corrupción del gobierno de Jorge Blanco han pasado al capítulo de lo ridículo.
Lo de hoy es increíble, hablamos de decenas de miles de millones de dólares y pesos, hablamos de centenares de muertos y vemos frente nuestros ojos las mansiones, automóviles de súper lujo, chalet en las montañas, villas de veraneo, pent-house y apartamentos dispersados por toda la geografía nacional para sus amantes de turno y entonces nos encontramos a militares, policías y funcionarios como casta intocable del narco lavado en pleno 2011.
Descubrí que con un crecimiento y posicionamiento entre los primeros de América Latina nos enseñan que con la ausencia, casi total, de energía eléctrica nuestro producto interno bruto (PIB), como por arte de magia, se encuentra esta en un envidiable lugar.
Pero, es que estamos aprendiendo de los que “saben consensuar”; pero realmente, señores “eta vaina no la entiendo” soy muy bruto, no la entiendo.
La democracia nos enseña, que no se podemos identificar los que; con crímenes, delitos, vejaciones, utilizando distintos tipos de uniformes castrenses no deben de ser señalados por disposición fiscal.
Hay que ser un jodio, opositor del régimen de turno para sí poderlos conocer. Nuestra justicia, se le ha caído la venda de los ojos ya no es ciega, no tiene catarata ni glaucoma, tiene una vista 20-20 para liberar a aquellos que pertenecen al ejercito de millonarios, arrogantes, prepotentes exhibicionistas y humillantes que pululan en la tierra de un Luperon.
Hemos vistos, estamos viendo y pronto con mayor claridad que hay que ser criminal, ladrón (y no de gallina), jodedor para así poder ser un pieza fundamental en “la democracia”.
Cuando luchamos en paz por el cumplimiento de los preceptos constitucionales nos violentan, nos expulsan, nos difaman, como en el reciente caso del movimiento cívico 4 % en la Feria del Libro.
Me es bien difícil, contestar la interrogante de jóvenes y mayores cuando me preguntan; ¿no es mejor vivir bajo la dictadura, no serán mejores tiempos?
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