Dengue mortal

Con 73 víctimas a causa del dengue, 30 más que en igual período del pasado año, la incidencia letal de enfermedad amerita en el país un tratamiento o atención mayor y con más efectividad que la lograda hasta el momento.

A pesar de que día a día se suman más casos, el Ministerio de Salud sostiene que la situación está bajo control y dice que no hay motivo para declarar la existencia de un brote epidémico. ¿Tendremos acaso que tener alguna cifra mucho mayor de muertos para justifica semejante declaratoria?

Para los parientes de los fallecidos esta afirmación de que todo está controlado resulta irritante, al igual que para la población en general que da seguimiento a las informaciones sobre los casos que se registran frecuentemente.

Aunque aún no hay una declaratoria oficial, en centros hospitalarios sobre el Robert Reid, el personal médico que recibe a diario una avalancha de casos de hecho mantiene por cuenta propia un estado de alerta que no es alarmista, sino reflejo de una realidad inocultable.

En ese centro, los médicos han decidido ingresar a todos los casos sospechosos como medio de prevenir muertes en pacientes a quienes anteriormente se les prescribía un tratamiento ambulatorio.

Igual medida han adoptado galenos en Santiago y otros centros asistenciales del interior, pues consideran que enviar a su casa un paciente con síntomas de la enfermedad no es la mejor forma de evitar una eventual muerte.

Aun así, Salud Pública ha dicho de manera categórica que existe un mal manejo de los casos, o sea que no se estaría siguiendo el protocolo que se recomiendan aplicar preventivamente. Si fuera así, ¿qué se ha hecho entonces para reorientar los pasos que siguen actualmente los médicos?

Por su parte, los padres de familia tienen que estar atentos a estados de fiebre y otros síntomas propios del dengue y acudir sin dilación a un centro médico, ya que cualquier retraso puede resultar tardío y  fatal.

Asimismo, tienen que ser intensificadas las jornadas de fumigación y limpieza, así como las campañas educativas para que la gente evite situaciones propicias a la creación de hospederos al mosquito que transmite el dengue.

Debe ser, en definitiva, una labor conjunta de las autoridades sanitarias y de la población en general, sin alarma, pero tampoco sin descuido o una dejadez que puede tornarse fatal.