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Depresión y ansiedad, los síntomas menos conocidos del dengue

Estudios

. Se realizaron estudios sobre grupos control inclusive con otras enfermedades infecciosas y algunos estudios encontraron que el factor depresión era significativamente mayor en la población con dengue.

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Redacción internacional.- Una consulta por una queja habitual: el cansancio y la astenia, una manifestación clínica cada vez más frecuente, generó que, debido a la diversidad de síntomas aparentemente considerados como menores por quien consultaba, se elaborara una exploración clínica más amplia. Es decir, que era necesario realizar una mayor cantidad de preguntas para arribar al diagnóstico.

Así la persona refería una cefalea pertinaz y muy molesta, siendo que no tenía usualmente ese síntoma. También refería dolores articulares en algunas partes del cuerpo que le llamaban la atención, pero los atribuía a una práctica deportiva por fuera de su estado físico. Esta exploración llevó a la presunción y posterior comprobación por laboratorio y pruebas, realizadas en la derivación, que el cuadro era en realidad dengue. Lo interesante es que este cuadro había cursado con un importante aumento de la ansiedad y con ideas depresivas, estas últimas no presentes en su vida habitual.

La astenia y la ansiedad parecen a veces las condiciones normales de vida actual, y por eso son subvaluadas y estudiadas. El interés de este artículo es plantear que quizás en el contexto actual de incremento de casos por cuadros virales, entre ellos el dengue, deban ser considerados como parte del interrogatorio en situaciones con aumento de temperatura, dolores articulares y astenia.

En la actualidad, el diagnóstico diferencial se impone frecuentemente con COVID-19, en razón de la coincidencia en el espacio – temporal de dos patologías virales que presentan cuadros similares como tales, pero con diferencias clínicas aparte de las de laboratorio y testeo. En tanto, la Organización Mundial de la Salud, en sus guías de diagnóstico y tratamiento del dengue, clasifica a las presentaciones en dos formas, sin y con complicaciones, o severo.

En cuanto a las manifestaciones psiquiátricas hay poco publicado o estudiado, pero en un trabajo de recopilación de la literatura “Dengue y psiquiatría” (Dengue and Psychiatry: Manifestations, Mechanisms, and Management Options), realizado en la India, se evaluaron más de 200 artículos. Tras un análisis, rescataron los 20 signos más significativos en relación al tema en cuestión, reportando elementos de sumo interés en cuanto a la presencia de sintomatología o cuadros neuropsiquiátricos.

Hoy en día, parece que está cambiando una de las características predominantes: la mayoría de los informes provenían de países asiáticos y/o tropicales. El incremento de casos en nuestro medio, y en particular en zonas aún australes, indica este cambio. Cuando en esta recopilación se sumaban los casos sin complicaciones con los severos, la tasa de ansiedad y depresión se presentó entre el 60 al 90% de los casos en la fase aguda de la enfermedad (Hashmi et al Anxiety and depression symptoms in patients with dengue fever and their correlation with symptom severity. Int J Psychiatry Med, 2012).

Este y otros trabajos establecen una correlación que puede ser de valor clínico, entre la severidad de los síntomas de dengue y las manifestaciones psiquiátricas y su intensidad. Se realizaron estudios sobre grupos control inclusive con otras enfermedades infecciosas y algunos estudios encontraron que el factor depresión era significativamente mayor en la población con dengue. Por otro lado, en la etapa postcrítica, la de convalecencia, las tasas bajaban entre el 5 y el 15%, pero había una persistencia de sintomatología depresiva, clínicamente significativa en esos casos.

En las poblaciones pediátricas, si bien los porcentajes eran menores (13/30% según los trabajos), igualmente se presentaban cuadros de ansiedad y en particular de depresión. Es de notar que en la población pediátrica, y quizás en el contexto en que se realizó la evaluación, no se pudieron evaluar correctamente estas cifras, pero lo concreto es que existían. Sin embargo, un trabajo informaba casos de irritabilidad, agitación o excitación psicomotriz, e inclusive de alucinaciones visuales.

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