Derecho a soñar

Todos los seres humanos tienen sueños, sin importar género, raza, edad o  condición económica. Cuando no se crean las condiciones para ejercer los derechos, cuando no se respetan los derechos, se rompen los sueños.  No hay nada más triste en el  mundo que vivir con los sueños rotos.

Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos que buscan proteger la libertad y autonomía de todas las personas para decidir con responsabilidad si tener hijos o no, en qué momento y con quién.   Los derechos reproductivos dan la oportunidad a las personas de construir sus sueños, de decidir su vida, de programar la reproducción. Un embarazo a temprana edad hipoteca la vida de las mujeres.

Todas y todos conocemos casos de niñas que empezaron una vida de adultas, un papel de madre cuando ellas mismas estaban en edad de ser hijas y de ser cuidadas. Hay que romper con esta desinformación reprochable que multiplica vidas, pero reduce a recuerdos los proyectos.

Si tenemos cifras inaceptables de mortalidad materna, de embarazo en niñas y adolescentes, de VIH, sida e infecciones de transmisión sexual es porque algo está fallando en un sistema que hace alardes de cobertura institucional en muchos aspectos de la salud  reproductiva.

El derecho a información oportuna y adecuada en materia reproductiva es un derecho impostergable, la Iglesia es la única institución que no ha acogido los derechos sexuales y reproductivos. Pero eso no tiene que inhibir al Estado de asumir sus deberes en prevenir las infecciones de transmisión sexual. Los  embarazos no planeados son un problema social que tiene implicaciones en salud, en educación y en la economía.

Los derechos reproductivos dejarán de ser un cementerio de letras muertas, y pasarán a ser guías para trazar pautas de planificación cuando se construya una plataforma para ejercer los derechos con políticas laicas de educación sexual basadas en el libre albedrío.

Informar a las niñas y jóvenes  sobre cómo funciona su cuerpo, cuáles son los días fértiles del ciclo menstrual, cómo prevenir un embarazo no deseado, las ventajas del uso del preservativo, y las repercusiones de un flujo menstrual son informaciones que pueden cambiar e incluso   salvar la vida de nuestra juventud.

Prefiero ofrecer herramientas para evitar un embarazo a temprana edad o infección de transmisión sexual  y no optar por robarle la niñez como les ocurre a miles de mujeres en ciernes en  República Dominicana.

La mejor manera de salvar a un pueblo es invertir en educación.  La educación sexual reduce los embarazos no deseados, las infecciones, además de mermar la inversión en salud.

La idea de gran nación no es tener más gente en el censo; es que la gente que ya está en él tenga una mejor calidad de vida.

@lillianfondeur