Derroche de Parqueos

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Somos un estado pobre, donde casi  un 60 por ciento de la población tiene un empleo informal, el 40 por ciento  vive en la pobreza, un estado donde las personas analfabetas ascienden a más de un millón.  Y en este estado pobre gastamos como si fuésemos millonarios y como si nos sobrara el dinero a borbotones.

Digo esto al ver el estacionamiento de la UASD, cuya construcción costó más de mil doscientos millones de pesos, vacío, solo el primer piso en uso y tímidamente.  Lo que debía ser la salvación para los que van montados a la universidad se ha convertido en un elefante blanco.

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Los estudiantes y profesores admiten que mueven los conos que instalan en el recinto para evitar que estacionen en lugares que obstaculizan el tránsito. O sencillamente aparcan sus vehículos encima de las aceras, rehusando así usar el estacionamiento porque queda muy lejos.

Se planteó desde el principio tener un trencito o carritos para que los usuarios pudieran trasladarse a las aulas.  Pero la propuesta se quedó sólo en los planos, según un miembro de la Comisión de Modernización de la UASD.

Nos preguntamos, ¿Se hizo un estudio de factibilidad para una construcción tan costosa? O se estudió que el dinero que se ganarían los contratistas en esta obra daría para repartir jugosos beneficios.  Nadie en la UASD sabe de un estudio de factibilidad que hubiera indicado si esta era la mejor opción, y la oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado guarda silencio ante nuestra denuncia presentada esta semana en El Informe: Un edificio vacío, con grietas, elevadores que no funcionan,  cámaras de seguridad inoperantes, de 76, solo funcionan 29.

Hay mis cuartos, no, los cuartos de todos, de los niños que estudian debajo de una mata por falta de aulas, los enfermos que malpasan en los hospitales, los agentes de la Policía que ganan una tercera parte de lo que cuesta la canasta básica y los cientos de miles que viven sumergidos en la pobreza en casuchas con acceso sólo por caminos vecinales.

¿Es justo que se haya hecho este derroche de recursos, en medio de tantas carencias y desigualdades? Lo más lamentable es que nadie responde y que los responsables seguirán su camino, tranquilos, sin que se les pida cuentas y como si nada irregular hubiera ocurrido.