REDACCÓN CIENCIA.- Los científicos han desarrollado un mecanismo para hacer más eficaz la inyección intravenosa de la vacuna contra la tuberculosis bacilo de Calmette-Guérin (BCG), logrando que se autodestruya la carga vírica inyectada una vez cumplida su misión y no haya posibilidad accidental de autoinfección.
La Organización Mundial de la Salud consideró la tuberculosis la enfermedad más mortífera de 2024: cada año se infectan más 10 millones de personas y 1,3 millones mueren debido a ella.
La vacuna BCG se usa en muchos países con alta prevalencia de tuberculosis para prevenir la meningitis tuberculosa y la tuberculosis miliar en niños, pero inyectada en la piel sólo proporciona una protección parcial en niños pequeños y casi ninguna en adultos.
Ahora, investigadores de las universidades estadounidenses de Pittsburgh y Cornell han desarrollado un método de vacunación por vía intravenosa que proporciona seguridad y protección adicionales contra la tuberculosis y que ha sido probado con éxito en monos macacos, según describe un artículo en la revista Nature Microbiology.
En trabajos anteriores los autores ya habían visto una reducción de 100.000 veces de la carga bacteriana en los pulmones de los animales a los que se administró la vacuna BCG por vía intravenosa en comparación con la vía intradérmica estándar.
Nueve de cada 10 animales que recibieron la vacuna por vía intravenosa no mostraron inflamación en los pulmones.
Para mejorar la seguridad de la administración intravenosa de la vacuna, los investigadores diseñaron dos mecanismos integrados que ordenan a las partículas de BCG autodestruirse tras la exposición al antibiótico doxiciclina o cuando se interrumpe el tratamiento crónico con doxiciclina, de tal manera que los restos de microbacterias no puedan volver a provocar la enfermedad.
Este doble interruptor de seguridad protege a los animales contra la tuberculosis de forma comparable a una vacunación BCG estándar, pero tiene la ventaja añadida de una eliminación más rápida y segura, incluso en ratones inmunodeprimidos, según explican los autores.
En monos macacos, la vacuna BCG con capacidad de autodestruirse provocó una respuesta inmunitaria aún más fuerte y una mejor protección contra la tuberculosis que una inyección estándar de BCG por vía intravenosa.
Ninguno de los monos que recibieron la vacuna BCG actualizada presentaba un nivel detectable de inflamación pulmonar ocho semanas después de ser infectados con el virus de la tuberculosis, y 6 de cada 8 monos no tenían rastros de tuberculosis viva recuperable, en comparación con 2 de cada 8 monos que recibieron la BCG estándar por vía intravenosa.
A pesar de los retos adicionales de las pruebas clínicas necesarias para ampliar el uso de la vacuna BCG actualizada en humanos, los investigadores son «optimistas».
“Esperamos que esta cepa de BCG con este mecanismo de autodestrucción limite los problemas de seguridad que plantea la administración intravenosa de la vacuna BCG y ofrezca una vía de vacunación más segura y eficaz para las personas inmunodeprimidas», señala una de las autoras, Joanne Flynn, catedrática de microbiología y genética molecular en la universidad de Pittsburgh.