Me desagrada leer que empresarios solicitan protecciones arancelarias, como cuando la industria era incapaz de producir calidades y cantidades suficientes para abastecer el mercado y exportar. El proyecto para importar sin aranceles 67 productos básicos, durante seis meses, ocasiona agrios debates congresuales y mediáticos.
Vi una crónica sobre industriales solicitando al Congreso “limitar la entrada de artículos al mercado local”. ¡Eso no es! La oposición al desatino debe fundamentarse en la capacidad y disposición de la industria local de mantener al mercado sin escaseces y, además, continuar exportando y compitiendo en mercados internacionales, como ha demostrado durante la pandemia. Otra razón para oponerse es el espurio argumento de que se combatiría la inflación, como si en el resto del mundo los precios no estuvieran afectados por los mismos problemas que aquí.
La inflación interna se combate con políticas monetarias correctas, como las del Banco Central, no jugando al dirigismo económico para provocar la quiebra de productores locales. Los precios reales son información indemne a la propaganda gubernamental, pero ¡ay!, las aduanas…