Redacción Internacional.- La tarea silenciosa de los riñones es esencial ya que filtran toxinas, regulan líquidos y equilibransustancias químicas fundamentales para el cuerpo.
Diversas organizaciones buscan recordar la importancia de cuidar estos órganos a través de hábitos saludables y una alimentación equilibrada, aspectos que resultan determinantes para prevenir afecciones crónicas y mejorar la calidad de vida.
El agua es la bebida más beneficiosa para el funcionamiento renal. Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), “mantener los riñones hidratados facilita la eliminación de toxinas a través de la orina”. Sin embargo, existen otras opciones que también ofrecen beneficios específicos para estos órganos.
El café, en cantidades moderadas y sin aditivos ni azúcar, podría reducir el riesgo de insuficiencia renal aguda. Así lo indica un estudio de Kidney International Reports, que sugiere que esta bebida puede tener un efecto protector cardiorrenal.
Por su parte, el té verde y las infusiones naturales como las de ortiga o diente de león son recomendadas por la Escuela de Medicina de Harvard debido a sus efectos diuréticos y desintoxicantes.
El jugo natural de pepino y apio, tal como recomienda MedlinePlus, favorece la eliminación de toxinas y el equilibrio de líquidos en el organismo. El jugo de naranja natural también es beneficioso, “su contenido en citratos ayuda a prevenir la formación de cálculos renales”,destacó la Fundación Española de la Nutrición, y además, su alto contenido de agua contribuye a una hidratación adecuada.
En contraste, se desaconseja el consumo de bebidas azucaradas, carbonatadas o con altos niveles de cafeína, ya que pueden afectar negativamente la función renal y favorecer enfermedades metabólicas.
La elección adecuada de frutas puede tener un impacto directo en la prevención de enfermedades renales y en el fortalecimiento general de estos órganos. Según MedlinePlus, ciertas frutas poseen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y diuréticas que colaboran en mantener los riñones en condiciones óptimas.
Por último, las frutas y verduras ricas en potasio, como la banana, el melocotón, la papa, el apio y el brócoli, promueven una mayor producción de orina y ayudan a equilibrar los electrolitos, aunque su consumo debe ser monitoreado en personas con afecciones renales avanzadas.
Detectar una enfermedad renal en sus etapas iniciales resulta complejo, ya que los síntomas suelen ser imperceptibles o se confunden con molestias inespecíficas. Según la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN), es habitual que muchas personas no tomen conciencia del deterioro renal hasta fases avanzadas, cuando las opciones terapéuticas se reducen.
Entre las señales de alerta más frecuentes se encuentran la fatiga persistente, hinchazón en tobillos o párpados, cambios en la frecuencia o el color de la orina, presión arterial elevada y una sensación general de malestar. Estos indicios aparecen en fases tardías, por lo que los especialistas insisten en la importancia de los controles médicos regulares.
La SAN recomienda realizar análisis de sangre y orina periódicamente, especialmente en personas con factores de riesgo como hipertensión, diabetes, antecedentes familiares de enfermedad renal o uso prolongado de antiinflamatorios. Estos estudios permiten detectar alteraciones en la función de filtrado de los riñones antes de que se manifiesten síntomas visibles.
Además, evitar el tabaquismo y el consumo de alcohol, mantener una hidratación adecuada y no automedicarse son prácticas claves para proteger los riñones. Según la misma fuente, “el uso frecuente de antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno o el naproxeno, puede generar daño renal si no se consumen bajo supervisión médica”.
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