MADRID.- Un circuito neuronal activado por una hormona contribuye a suprimir las interacciones con individuos ya conocidos para fomentar la preferencia por otros nuevos, según un estudio realizado con ratones y coordinado por científicos españoles.
Estos resultados podrían conducir al desarrollo de medicamentos para tratar trastornos como el de ansiedad por separación o el de personalidad por evitación.
La investigación que publica Cell está liderada por Félix Leroy del Instituto de Neurociencias (CSIC y la Universidad Miguel Hernández de Alicante, ambos en España), y en ella participaron también científicos estadounidenses.
Hasta ahora, no se sabía si la preferencia por nuevos individuos procedía de circuitos neuronales que fomentan la motivación por la novedad, o si, por el contrario, existían circuitos que suprimieran la interacción con individuos ya conocidos.
La motivación por interactuar con nuevos individuos es una cualidad fundamental para vivir en sociedad, así como para interactuar de forma adecuada.
El equipo descubrió un grupo de neuronas, ubicadas en la corteza prefrontal, que se caracteriza por producir la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y emitir sus axones a la región del septum lateral.
Esta región del cerebro es fundamental porque regula lo que se conoce como comportamientos motivados: la búsqueda de alimento, seguridad, confort, y la socialización con sus congéneres.
A través de una combinación de técnicas comprobaron que, cuando los ratones detectan la familiaridad de un individuo, las neuronas de la corteza prefrontal se activan a modo de respuesta y liberan CRH en las neuronas del septum lateral, lo que permite reducir la interacción con individuos conocidos.
Las crías prefieren mantenerse cerca de sus parientes, lo que es importante porque garantiza la supervivencia y el correcto desarrollo, pero esta preferencia debe cambiar durante el período posnatal para propiciar la preferencia por la novedad social y adquirir así un comportamiento social adulto, destaca Leroy.
Los experimentos que se han llevado a cabo en este estudio demuestran que la maduración de la expresión de CRH en la corteza prefrontal durante las dos primeras semanas de vida es lo que permite que se produzca este cambio de conducta social durante el desarrollo, explica el investigador.
Hasta un 1 % de la población puede sufrir lo que se conoce como trastorno de la personalidad por evitación, que clínicamente se manifiesta como una forma de introversión extrema.
De forma similar, uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes en los niños es la ansiedad por separación, un miedo inusualmente fuerte a separarse de las personas familiares, lo que condiciona gravemente su vida diaria.
Los investigadores plantean que una deficiencia de CRH en la corteza prefrontal o en su receptor en la región del septum lateral podrían provocar alteraciones en las interacciones sociales.
“Las alteraciones en la conducta social a menudo se asocian con la aparición de muchos trastornos psiquiátricos y sabemos que las regiones implicadas en nuestro estudio están desreguladas en varios trastornos psiquiátricos”, resalta Leroy.
Además, los resultados de este trabajo abren nuevas vías de investigación que podrían conducir al desarrollo de nuevos medicamentos dirigidos al sistema CRH como diana terapéutica para tratar trastornos de ansiedad social y otros tipos de enfermedades psiquiátricas que se asocian a interacciones anormales, como el autismo o la depresión.