La nueva enfermedad viral Coronavirus, fue descubierta en diciembre del 2019 en China y no tardó en expandirse y convertirse en la causa de emergencia sanitaria de la mayoría de países del mundo, quienes han optado por el confinamiento como medida principal para controlar su rápido contagio.
Sistemas de salud colapsados, estrés, paralización total de la economía y pérdida de empleo en algunos casos, son algunas manifestaciones del paro involuntario que como sacrificio hemos tenido que hacer, tanto empresarios como empleados.
Esta pandemia no solo ha afectado a los casi cinco millones de contagiados a nivel mundial, y 13,700 a nivel local, también al sistema de salud de los países más desarrollados, de igual modo, a parte importante de la economía mundial y con esto directa e indirectamente a todos los habitantes del mundo.
En nuestro país miles de empresas han tenido que suspender contratos de colaboradores e incorporarlos al programa FASE que ha creado el Estado dominicano.
A partir del descubrimiento del COVID-19, tanto el empresariado como el gobierno han tenido poco tiempo para pensar en alternativas que mitiguen de manera proactiva la crisis laboral actual, y lo peor está por venir, y es que según la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos tasa de desempleo podría llegar a un 20 o 23% en los próximos meses.
Enfrentar los problemas de ocupación laboral no es tarea fácil en momentos de incertidumbre y en un país cuya economía se fundamenta en los servicios.
Esperamos que con el inicio de las operaciones de una parte importante del sector productivo nacional sean tomadas las medidas preventivas y se reduzcan considerablemente las tasas de contagio y de desempleo.