El cuerpo de una monja fue exhumado cuatro años después de su muerte sin mostrar ningún signo de descomposición, ni siquiera en sus vestimentas, lo que ha provocado que, de un momento a otro, una localidad de Missouri en Estados Unidos, se convirtiera en un destino de peregrinación para miles de creyentes.
El cuerpo pertenece a Wilhelmina Lancaster, quien falleció en el 2019 con 95 años de edad, quien fundó la congregación de las Hermanas Benedictas de María, Reina de los Apóstoles.
Una de las hermanas (monja), dijo que el personal del cementerio les dijo que esperaran solo huesos en las condiciones, ya que la hermana Wilhelmina fue enterrada sin embalsamar y en un simple ataúd de madera.
Cuando la Madre Abadesa Cecilia Snell miró a través de una grieta en el ataúd, dijo que vio «un pie totalmente intacto con el calcetín puesto, igual que cuando la enterramos».
Armada con una linterna, luego miró más de cerca y confirmó su observación inicial, lo que provocó los aplausos de las otras monjas.
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