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Deseos no faltan, deseos no sobran

Enfoque

En este momento la interrogante es si las reglas de la aritmética continuarán siendo válidas en 2024, y si Abinader sigue.

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En agosto del pasado año 2022 escribí un artículo titulado “Si Abinader sigue”, en el cual expresé que la política en ocasiones es una operación aritmética.

Se suma, se resta, se multiplica y se divide.

El estudio de los sucesos políticos de los últimos 60 años en la República Dominicana demuestra la eficacia del uso de la aritmética en el análisis político.

Son los años transcurridos desde cuando el 20 de diciembre en 1962 elegimos el primer gobierno democrático encabezado por Juan Bosch, que tomó posesión de la Presidencia de la República el siguiente 27 de febrero de 1963.

Desde 1962 al 1966, sólo en un cuatrienio, tuvimos dos elecciones, dos golpes de Estado, una revolución , y una invasión militar extranjera en el territorio nacional.

Los treinta años que siguieron al 1966 estuvieron signados por una accidentada experiencia de ejercicio de la democracia, con uniones y divisiones dentro de los partidos y alianzas de sus fracciones con sus contrarios.

A partir de 1996:

El 1996 fue el comienzo de una nueva era del partidismo político dominicano, que consagró la unión de los dos líderes enfrentados en las elecciones de 1966 (Juan Bosch y Joaquín Balaguer), para levantarle la mano y llevar a la presidencia de la República al doctor Leonel Fernández.

En el 2000 ganó las elecciones Hipólito Mejía postulado por el Partido Revolucionario Dominicano, PRD, y cuatro años después retornó al Poder el doctor Fernández para gobernar hasta el 2012 postulado por el Partido de la Liberación Dominicana, PLD.

Ejemplos en una historia política de divisiones y desuniones de los partidos y líderes políticos abundan.

Los casos más recientes están en la memoria de nuestro pueblo.

La división del PRD en años recientes facilitó la permanencia en el Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, que en 2012 y 2016 llevó triunfante al Palacio Nacional a Danilo Medina.

Pero la lucha interna en el PLD entre los seguidores de Danilo y Leonel dividió al PLD en 2019, y el conflicto peledeísta favoreció en 2020 el triunfo de Luis Abinader postulado por el Partido Revolucionario Moderno, PRM, y un conjunto de aliados.

El PRM fue la última de tantas divisiones ocurridas en el PRD a lo largo de la historia desde su fundación en 1939 en La Habana, Cuba.

Fueron las alianzas y sumatorias con varios partidos y con la Fuerza del Pueblo, el partido creado por el expresidente Fernández al dividirse el PLD, las que dieron el triunfo al candidato del PRM en 2020.

Nadie cuestiona, cuando suma y resta, cuando multiplica o divide, en una operación aritmética, la validez del juicio de que Abinader fue favorecido por el conflicto que produjo la división del PLD.

En este momento la interrogante es si las reglas de la aritmética continuarán siendo válidas en 2024, y si Abinader sigue.

Si sigue Abinader más allá del 16 de agosto del 2024 dependerá no de la interpretación que se les dé a las encuestas, sino de la capacidad de unión que demuestren las cabezas de las fuerzas de la oposición política al gobierno del PRM.

Porque deseos no faltan, deseos no sobran.

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