Desintoxicarse de un amor

Con mucha frecuencia los amores no coinciden.  Esto es que está el sentimiento de amor, pero no las circunstancias para que ese sentimiento se pueda reciprocar.  Otras veces se puede compartir el amor, pero hace daño, como en los casos de violencia conyugal. A veces una persona de la pareja ama y la otra, o no ama o dejó de amar. La situación real es que hay que despedir a una persona de la vida amándola. Y como de la única persona de la cual los seres humanos no nos podemos despedir  es de nosotros mismos, lo más sano es aprender a bregar con ese sentimiento y manejarlo para  no hacerse daño a si mismo/a.

Recibo personas que tienen la idea de que porque decidieron terminar la relación, piensan que el sentimiento desaparecerá rápidamente. Se castigan y auto flagelan por no dejar de pensar, recordar y extrañar a esa persona. Es la primera tarea que tengo con mis pacientes. Que entiendan que no decidimos acerca de los sentimientos, los seres humanos no tenemos ese poder. Esto quiere decir que lo primero por hacer es aceptar que aman a esa persona aunque no pueda estar con ella. Aceptar que la desea, que la extraña,  pero que ha decidido sacarla de su vida.

Es en esta fase que tanto hombres como mujeres, ante la impotencia por no poder controlar sus sentimientos, se involucran rápidamente con otras personas con la ilusión de olvidar. Luego  se enfrentan a la situación de que, por más que intentan,  no lo logran.  Peor aún, la mente engaña con comparaciones que martirizan y que lo único que quiere decir es que su referente sigue siendo el pasado.

El título de este artículo no es casual, pues el proceso es justamente ese. Imaginemos a  una persona que es  adicta a alguna sustancia.  Si ha decidido dejar de tomar alcohol, por ejemplo, el proceso radica en la decisión y como practican en los grupos de Alcohólicos Anónimos, el lema de cada día es «Hoy no bebo» y cada Hoy los va fortaleciendo hasta que su organismo  y voluntad van logrando el equilibrio a puro dolor y resistencia.

Les explico a mis pacientes que se fustigan o que por el contrario, lo imaginaban muy fácil, que el proceso es muy parecido.  Cada día que no le ves, que no le llamas, que no le buscas, fortalece la decisión  y cada día de no hacerlo, será más fácil que el anterior. Cada día hay que renovar la decisión seria de dejar un amor que hace daño.

Sacarle de los contactos, dejar de seguirle en las redes sociales, ir a lugares distintos a los que iban juntos, ayuda mucho.

Además, llenar la vida. El trabajo como ocupación hace muy buena función. Retomar un proyecto que tenías abandonado, iniciar unas clases de baile, entrar a la Universidad o a un grupo de crecimiento, son formas de continuar.

Al pasar el tiempo se descubre que eso que no creíamos posible ya ocurrió. Cuando se deja una relación con amor, las personas piensan que no es posible la vida sin él o ella. Piensan que no es posible respirar y despertar cada mañana. El haber hecho el esfuerzo les demuestra su poder y al final terminar fortalecidas y con una mayor autoestima y valía personal.

Para vivir esta situación necesariamente se necesita gente que acompañe, un sistema de apoyo que sostenga y de fuerzas. Aquí algunas recomendaciones:

–       Anúncieles a sus amistades más cercanas su decisión y diga de  manera clara lo que necesita que ellos hagan. El hacerlo público le compromete a cumplirlo.

–       Pídales que no le hablen de esa persona si usted no quiere. Que no le den información acerca de ella ni sus actividades.

–       Pídales que no le pasen información acerca de usted a la otra persona.

–       Establezca un tiempo máximo con sus amigos en que si usted no se comunican con ellos, le llamaran para ver cómo se encuentra y si les necesita. Esto es, si acuerdan 5 horas y al pasar ese tiempo  no pone un mensaje escrito o de voz, ellos lo harán. Por supuesto en los primeros días este tiempo será más corto y se irá alargando a medida que vayan pasando los días y semanas.

–       Si quiere hablar, hable, hable mucho, que sus amigos están ahí para escucharle.

–       Si no quiere hablar y sólo quiere compañía dígalo. A veces las personas no saben cómo conducirse en estas situaciones.

–       Llorar con libertad y tener un hombro o un abrazo que dé confianza es muy sanador. Las lágrimas son necesarias, descongestionan, dan aire y expresan con sencillez los sentimientos. No tenga vergüenza de llorar  con sus amigos/as. Esta es una expresión de dolor poco permitida, sobre todo en los hombres de esta cultura, pero muy sanadora y autentica, pues habla a la propia persona de su vulnerabilidad y necesidad de sostén.

Cuando esté en el proceso, crea siempre que será posible, que lo logrará, que ocurrirá y le aseguro que así será.

Dele paso también al error y acéptelo. Es posible que una mañana no pueda más y llame a la persona o hasta haga el amor con ella. Esto no significa que cambió de decisión, sino que se permitió el error y la vulnerabilidad. Luego de esto comenzará de nuevo y la próxima vez lo logrará. No castigarse por esto y tener misericordia consigo mismo /a es muestra de madurez y humildad

Por el trabajo que hago creo mucho en la fuerza y la voluntad de los seres humanos para afrontar sus vidas, crecer y cambiarlas.  He visto personas levantarse de las cenizas y seguir adelante. Muchas veces pueden hacerlo con su sistema de apoyo, otras con ayuda terapéutica. Dentro de estas habrá algunos casos más complejos que otros.  Por ejemplo, cuando se trate de relaciones adictivas que sostienen dinámicas de codependencia. Aún en estos casos es posible. Con la ayuda idónea, el soporte de amigos/as, pero sobre todo con la decisión y la voluntad de la propia persona.

solangealvarado@yahoo.com

@solangealvara2