REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Más de 70 funcionarios chinos fueron destituidos o recibieron castigos disciplinarios durante las últimas semanas por su incapacidad para impedir la propagación de la covid durante el actual rebrote de casos que afronta el país, recoge hoy la prensa local.
China, que aplica una severa política de «tolerancia cero» hacia el coronavirus, atraviesa una oleada de contagios atribuida a la variante ómicron que está provocando cifras récord de positivos -más de 20.000 desde que comenzó el mes- no vistas desde el inicio de la pandemia en la primera mitad de 2020.
El aumento de casos asintomáticos ha complicado las tareas de prevención para detectar a tiempo nuevas infecciones, tal y como sucedió en anteriores oleadas, lo cual no ha evitado que altos cargos del Gobierno avisaran de que se castigará a los funcionarios que no hagan «todo lo posible» para frenar la transmisión del virus.
Según recoge el diario South China Morning Post (SCMP), al menos 74 funcionarios han sido despedidos o reprendidos por su «deficiente respuesta» a la última oleada.
Hay hasta 14 de la misma provincia, Cantón, por su incapacidad para controlar el brote desatado en la ciudad de Shenzhen, confinada durante una semana: «Las oficinas disciplinarias están muy pendientes del desempeño de los funcionarios provinciales durante este brote. Quienes fracasen en sus tareas pueden olvidarse de un ascenso», asegura este martes una fuente citada por ese rotativo.
Los castigos afectan también a cargos importantes del Partido Comunista chino (PCCh) como ocurrió en la provincia de Jilin -encadena miles de casos diarios en los últimos días-, donde se despidió al alcalde de la ciudad homónima y al jefe de la comisión sanitaria de Changchun, la capital de esa región.
El pasado jueves, el presidente chino y secretario general del PCCh, Xi Jinping, ordenó durante una reunión del Politburó -el máximo órgano de poder de la formación- que los funcionarios han de persistir en la política de cero casos del país y en eliminar las cadenas de transmisión del virus «lo antes posible».
«Nuestra respuesta a la covid demostró nuestra fuerza y nuestra capacidad a la hora de controlar la epidemia. Mostró las ventajas del sistema socialista (…) La victoria llega desde la perseverancia», zanjó el líder comunista.
La estricta estrategia china implica el cierre de fronteras, confinamientos y pruebas masivas de PCR allá donde se detecten casos. No obstante, los funcionarios tienen ahora la difícil tarea de impedir los rebrotes pero también de no poner en marcha «restricciones excesivas» que supongan paralizar la economía.
Expertos citados por SCMP aseguran que los castigos de las últimas semanas alcanzan sobre todo a aquellos que han fracasado «estrepitosamente», como en el caso de los destituidos en Jilin, y que el resto sólo reciben «reprimendas que no tienen consecuencias a largo plazo».
Desde que comenzó la pandemia, el Gobierno chino ha despedido o reprendido a más de 1.000 funcionarios por lo que considera un mal desempeño a la hora de contener la covid, según el rotativo.
Según las cuentas de la Comisión Nacional sanitaria china, desde el inicio de la pandemia se infectaron 134.564 personas en el país y fallecieron 4.638, dos de ellas la pasada semana que fueron las primeras muertes contabilizadas en más de un año.
El número total de contagiados activos en la China continental asciende ahora a 23.138, 42 de ellos en estado grave.