SANTO DOMINGO.- En esta segunda entrega, hablaremos del período luego del ajusticiamiento del tirano en 1961 y a pesar de haber sido durante mucho tiempo su colaborador más cercano, Balaguer tomó medidas para liberar al país del régimen con la concesión de algunas libertades civiles y suavizando la estricta censura a que Trujillo tenía sometida la prensa. La OEA se mostró satisfecha y levantó las sanciones económicas impuestas a la República Dominicana.
Sin embargo, las reformas provisionales de Balaguer fueron rechazadas por gran parte de la sociedad, ya que era presionado por la derecha, por los militares, por la izquierda, por la oposición, era abucheado en las calles por la ciudadanía y llamado entre otras cosas “muñequito de papel”.
Debido a la presión ejercida por la Unión Cívica Nacional, Se creó el Consejo de Estado después de la muerte de Trujillo. Balaguer sólo retuvo el liderazgo de dicho Consejo hasta 16 de enero de 1962. Un golpe de Estado militar, dirigido por el jefe de la fuerza aérea Pedro Rodríguez Echavarría, lo obligó a asilarse en la Nunciatura, y luego salió al exilio a Nueva York y Puerto Rico.
El gobierno provisional, encabezado por el abogado Dr. Héctor García Godoy, anunció elecciones generales para 1966. Balaguer aprovechó la oportunidad, y con la enfermedad de su madre como excusa, se le permitió un salvoconducto por 72 horas, pero jamás volvió a salir del país. Formó el Partido Reformista y se centró en una lucha política contra Bosch, en la campaña utilizó la táctica presentándose como un candidato moderado y conservador
Juan Bosch participa con el PRD en las elecciones de 1966, pero resulta vencido ampliamente, ante el Partido Reformista, encabezado por Joaquín Balaguer.
En la dirección personalista del Estado, Balaguer asumió como objetivo de su gobierno el obtener la disciplina laboral y política. Al ascender a la presidencia, impuso un programa de austeridad salarial y reprimió violentamente a la clase obrera organizada y a la oposición política. A partir de 1966 Balaguer fue resignificando y sintetizando los temas de ordenamiento, pacificación y progreso social que se habían trastocado al caer la dictadura de Trujillo. Para Balaguer, la democracia era un objetivo que pertenecía quizás al futuro lejano pero no al presente.
Su visión sobre el tema la había plasmado en su ensayo «El principio de alternabilidad en la historia dominicana» de 1952 al decir:
“La Democracia, aun en los países latinoamericanos que se precian neciamente de poseer un buen régimen de gobierno, no es más que una palabra vacía que se traslada con frecuencia al papel, pero que no existe en hecho porque no puede haber justicia ni libertad en pueblos donde los hombres viven todavía como en plena edad media”.
En nuestra próxima entrega, hablaremos de los 12 años y el final de su carrera política.