LA HAYA.- Al menos trece miembros de una red responsable de la explotación sexual de más de 400 mujeres en Finlandia y países escandinavos han sido detenidos en un operativo europeo, informaron este martes las agencias Europol y Eurojust, que calculan que la organización criminal habría ingresado al menos 3,3 millones de euros.
El operativo, que movilizó a las autoridades checas, finlandesas y húngaras, también logró identificar a más de noventa víctimas de explotación sexual, mientras que los trece presuntos traficantes detenidos son sospechosos de “reclutar víctimas, principalmente checas, y transportarlas a Finlandia y otros países escandinavos”.
Los miembros checos de la red criminal, que se cree que ganó al menos 3,3 millones de euros, actuaron como coordinadores y ofrecieron servicios a las víctimas en páginas web, aunque la investigación sobre los resultados del operativo aún sigue abierta, puesto que se contabilizaron en total más de cuatrocientas víctimas de nacionalidad checa, húngara y rumana.
“Los perpetradores podían reservar a las víctimas con anticipación, mientras que los sistemas de rotación, también conocidos como «tours sexuales» o «carruseles», permitían que las víctimas explotadas fueran ofrecidas en varios lugares”, señaló Europol, que, junto a Eurojust, coordinaron la operación desde su sede en La Haya.
Además de las detenciones de los sospechosos y las identificaciones de víctimas, las autoridades registraron diez casas, e incautaron 200.000 euros en efectivo, cuatro vehículos de lujo, tres apartamentos, 40 teléfonos móviles, cuatro ordenadores portátiles, y una escopeta con munición, y congelaron ocho cuentas bancarias.
Los conocidos como “operadores de llamadas” dentro de la red tenían la tarea de anunciar a las víctimas en «páginas web de servicios para adultos» y administrar su perfil en línea, pero también debían controlar a las víctimas, a las que daban un “trato denigrante”, así como gestionar los encuentros y los tipos de servicios sexuales que se proporcionarían.
Eran en su mayoría presentadas como “mujeres checas”, independientemente de su verdadera nacionalidad, y eran privadas de sus ingresos, explotadas bajo “coacción extrema”, y en los casos en los que se les permitía regresar a casa, los criminales les quitaban parte de sus ahorros y las extorsionaban usando amenazas y violencia.
La red estaba “bien organizada y era capaz de actuar de forma remota desde diferentes lugares”, puesto que tenían un “buen conocimiento del mercado del sexo” en Finlandia y otros países escandinavos, y la explotación sexual a la que sometían a las víctimas no se frenó durante la pandemia de COVID-19, más bien “ganó importancia” en internet.
“Los perpetradores aconsejaron y apoyaron a las víctimas para que hicieran uso de «invitaciones de pareja» para eludir las estrictas reglas de entrada impuestas por algunos países. En ciertos casos, el supuesto novio invitaba a varias mujeres y recibía a cambio servicios sexuales gratuitos”, explica Europol.