Devastador

Los reportes preliminares sobre el paso del huracán Matthew ofrecen un panorama devastador sobre los efectos en Haití, aunque solo con el paso de las horas y los días se podrá tener una idea global y exacta sobre la magnitud de víctimas y daños materiales.

En la nación más pobre del hemisferio, donde aún vivían en endebles carpas, virtualmente a la intemperie, cientos de damnificados del destructivo terremoto de enero de 2010, la furia de este fenómeno ha agravado la situación de precariedad e indefensión de muchas familias haitianas.

Como era previsible, las labores de prevención no resultaron del todo efectivas, en vista de que Haití no cuenta con suficientes edificaciones fuertes para operar como albergues y recibir personas desplazadas, ya que todavía hay locales caídos o deficientemente restaurados. Aun en medio de este desolador cuadro, unas 10,000 personas han podido sobrevivir al ser trasladadas a lugares más o menos seguros, pero ameritan un cuidado y seguimiento especial en cuanto a alimentos y vigilancia sanitaria.

Si a pesar de la ayuda internacional, que nunca llegó en la medida prometida a raíz del sismo, muchas familias no han podido ser reubicadas en viviendas dignas y seguras, ¿què pasará ahora con lo que se perfila como un bastión de nuevos damnificados?

Como ocurrió tan pronto se produjo el terremoto y en otras oportunidades en que los haitianos han requerido asistencia, en esta oportunidad la República Dominicana ha ofrecido su mano amida y probablemente su solidaridad se hará sentir primero que miembros poderosos de la comunidad internacional.

Aún así con sus muchos problemas internos en diversos órdenes, especialmente sociales y económicos, el país no dispone de medios suficientes para atender el volumen de manda de ayuda que requiere Haití en este nuevo drama provocado por un fenómeno atmosférico.

Aquí Matthew ha dejado también su secuela de muertes, daños y la difícil situación que representa para las autoridades atender a 22 mil personas desplazadas por lluvias y fuertes inundaciones, mientras se evalúan los efectos a viviendas, a la agricultura y la producción agropecuaria en muchas provincias azotadas por los remantes de la perturbación atmosférica.

Aunque la espontánea y decidida colaboración dominicana con Haití en circunstancias de extrema dificultad no ha recibido en su momento el agradecimiento merecido, la solidaridad de nuestro país se manifestará nuevamente porque es una probada vocación de servicio a una nación amiga que es digna de mejor suerte.

 

 

El terremoto de Haití de 2010 fue registrado el martes 12 de enero de 2010 a las 16:53:09 hora local (21:53:09 UTC) con epicentro a 15 km de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el sismo tuvo una magnitud de 7,0 Mw y se generó a una profundidad de 13 kilómetros.3 También se registraron una serie de réplicas, siendo las más fuertes las de 5,9, 5,5 y 5,1. La NOAA descartó el peligro de tsunami en la zona.4 Aunque horas después, se reportó que un Tsunami de mínimas proporciones se registró y mató a 4 personas. Este terremoto ha sido el más fuerte registrado en la zona desde el acontecido en 1770. El sismo fue perceptible en países cercanos como Cuba, Jamaica y República Dominicana, donde provocó temor y evacuaciones preventivas.

Los efectos causados sobre este país, el más pobre de América en ese momento,5 fueron devastadores. Los cuerpos recuperados al 25 de enero superaban los 150 000, calculándose que el número de muertos excedería los 200 000.6 7 Los datos definitivos de los afectados fueron dados a conocer por el primer ministro Jean-Max Bellerive en el primer aniversario del sismo, el 12 de enero de 2011, conociéndose que en el sismo fallecieron 316 000 personas, 350 000 más quedaron heridas, y más de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar,8 con lo cual, es una de las catástrofes humanas más graves de la historia.9