REDACCIÓN.- Cada 28 de diciembre se celebra el Día de los Santos Inocentes. Este día tiene dos tipos de celebraciones que son bastante antagónicas entre sí, aunque aparentemente están relacionadas.
Por un lado, el cristianismo adoptó este día para honrar la memoria de los niños que murieron durante el mandato del Rey Herodes quien en su afán por evitar que el recién nacido Jesús de Nazaret viviera, envió a los soldados a matar a todos los niños menores de 2 años que en ese momento se encontraran en Belén.
Por otra parte, tanto en Hispanoamérica como en España, se acostumbra a gastarse bromas que tienen como fin engañar a las personas y hacerles ver que han caído en ellas por inocentes.
Es por ello que durante este día es frecuente ver a medios de comunicación publicar o decir noticias falsas o exageradas, o llamar a amigos para contarles algún suceso inexistente u otras mentiras, para, pasado un buen rato, decirles la verdad con frases como: «Caíste por inocente» o «que la inocencia te valga», acompañadas de muchas carcajadas.
Origen del Día de los Inocentes. Herodes y la matanza
Herodes I el Grande, era rey de Judea, Samaria, Idumea y Galilea. Se caracterizó por realizar importantes y monumentales obras a nivel de infraestructura, pero también por ser inclemente con sus enemigos, a quienes eliminaba sin dudarlo.
Es importante señalar que en el Nuevo Testamento (Evangelio de Mateo) se cita al profeta Miqueas, quien para el siglo VIII a.C. habría anunciado la llegada del «rey de los judíos» que nacería en Belén.
Herodes pidió a los Magos de Oriente que le indicaran el lugar donde nacería el Mesías, sin embargo, esto no sucedió. Y al saberse que había nacido el Cristo, éste se sintió traicionado y, buscando evitar que el futuro usurpador creciera, decidió matar a todos los bebés menores de 2 años. El niño Jesús logró salvarse, pues sus padres habían huido a tiempo.
Con respecto a la veracidad de estos hechos, muchos investigadores opinan que las fechas no son las precisas, que la matanza solo se menciona en uno de los evangelios y no en el resto, que el hecho no se nombra en otros textos de la época y que para la fecha había muy pocos niños en Belén, entre otras cosas.
Es por ello, que algunos consideran que esta historia es un mito, una leyenda o una exageración y otros lo ven como una malinterpretación de otro suceso distinto.