Redacción internacional.- Cada 1 de octubre, se celebra el Día Internacional del Vegetarianismo, una fecha que tiene sus orígenes en 1977, cuando la Sociedad Vegetariana de los Estados Unidos instauró esta conmemoración.
Un año después, la Unión Vegetariana Internacional ratificó la iniciativa, extendiéndola a nivel mundial. El objetivo principal de este día es promover los principios del vegetarianismo y generar conciencia sobre los beneficios de una alimentación basada en plantas, tanto para la salud humana como para el medio ambiente y los animales.
Las motivaciones para adoptar una dieta vegetariana son variadas. Algunas personas lo hacen por razones éticas, como el rechazo al sacrificio y explotación de los animales, mientras que otras lo eligen por motivos ecológicos, debido al impacto ambiental de la producción de carne. También se encuentran las razones de salud, ya que esta dieta ha mostrado efectos positivos en la prevención de enfermedades crónicas. Finalmente, los factores económicos pueden influir, dado que la producción de alimentos de origen vegetal suele ser más accesible que la de origen animal.
Los vegetarianos excluyen de su dieta todo tipo de carne, pero dentro de este estilo de alimentación existen diferentes subtipos. Los ovolactovegetarianos no consumen carne, pero sí incluyen huevos, leche y derivados lácteos. Por su parte, los vegetarianos estrictos o veganos eliminan de su dieta no solo la carne, sino también cualquier producto de origen animal, como los huevos, los lácteos y la miel.
Existen también otras variantes. Los crudívoros siguen una dieta vegana basada únicamente en alimentos crudos, mientras que los semi-vegetarianos permiten el consumo ocasional de ciertos tipos de carne, como el pollo o el pescado. Los flexivegetarianos, por su parte, siguen una dieta predominantemente vegetariana, pero incluyen carnes en pequeñas cantidades.
Aunque ambos estilos de vida comparten la exclusión de carne, el veganismo va más allá de la alimentación. Los vegetarianos pueden consumir productos animales como lácteos y huevos, mientras que los veganos rechazan cualquier uso de productos de origen animal, no solo en la comida, sino también en otros aspectos de su vida. Esto incluye la ropa, los cosméticos y cualquier producto que haya sido probado en animales o que contenga ingredientes derivados de ellos.
Según explicó en una nota previa con Infobae la licenciada en Nutrición Eugenia Briz (MN 95), “el veganismo es una cuestión más ética que dietética, ya que busca preservar la vida animal en todas sus formas”. El término más reciente, plant-based, se refiere a un enfoque flexible que prioriza los alimentos de origen vegetal sin necesariamente excluir por completo los productos animales.
Una de las preocupaciones más comunes sobre el vegetarianismo es cómo obtener suficientes proteínas sin carne. Afortunadamente, para quienes eligen una alimentación de este tipo, existen diversas fuentes vegetales que proporcionan proteínas de calidad, como las legumbres (lentejas, garbanzos), los productos de soja (tofu, tempeh), los frutos secos, las semillas y los cereales integrales, como la quinoa.
La clave para obtener todos los aminoácidos esenciales en una dieta vegetariana es combinar diferentes fuentes de proteínas a lo largo del día. Según explicó la médica especialista en Medicina Interna y Nutrición y coordinadora del Grupo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), Marianela Aguirre Ackermann (MN 151.867), las legumbres y los cereales proporcionan un perfil de aminoácidos completo cuando se consumen en conjunto.
Sin embargo, la absorción de ciertos nutrientes puede ser menos eficiente en una dieta vegetariana debido a la presencia de antinutrientes como los fitatos, que dificultan la absorción de minerales como el hierro y el zinc. La experta de la SAN destacó que “para mejorar la biodisponibilidad de estos nutrientes, se recomienda remojar y germinar las legumbres y semillas antes de consumirlas, así como acompañar los alimentos ricos en hierro con vitamina C”.
Numerosas sociedades científicas, como la American Dietetic Association (ADA), han respaldado que una dieta vegetariana, si está bien planificada, es saludable y nutricionalmente adecuada. Este tipo de alimentación puede ayudar en la prevención y tratamiento de diversas enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2, la hipertensión y algunos tipos de cáncer.
Sin embargo, es esencial contar con el seguimiento de un profesional de la nutrición. Según la licenciada en Nutrición Natalia Bosch Estrada (MP 4198), “la dieta vegetariana es segura en todas las etapas de la vida, siempre que esté cuidadosamente supervisada para asegurar que no falten nutrientes clave como la vitamina B12, el calcio, el hierro y los ácidos grasos Omega 3″.
Además, la suplementación de ciertos nutrientes, para la especialista, es fundamental para evitar deficiencias y mantener un equilibrio nutricional adecuado.
En conclusión, adoptar una dieta vegetariana puede ser altamente beneficioso para la salud y el medio ambiente, siempre que se haga de manera responsable y planificada. A medida que crece el interés por esta forma de alimentación, es importante que las personas estén bien informadas y tomen decisiones conscientes, apoyadas por profesionales de la salud.