La falta de un hogar va más allá de no tener un techo; es un problema social que toca la salud, la seguridad y la dignidad humana.
Santo Domingo.– En República Dominicana, aunque muchos no lo vean a diario o prefieran no mirar, la realidad de las personas sin hogar está presente en las calles de Santo Domingo, Santiago y otras ciudades del país.
Este 10 de octubre, Día Mundial de las Personas Sin Hogar, invita a detenerse y pensar en cómo esta situación afecta a nuestra comunidad y qué podemos hacer desde el día a día para ser parte de la solución.
La indiferencia es la peor respuesta. Muchas personas sin hogar solo necesitan que alguien las escuche y les ofrezca una palabra amable. Saludar o preguntar cómo están puede abrir puertas que ni imaginamos.
En vez de solo dar dinero, que a veces puede ser usado en cosas que no ayudan, lo ideal es donar alimentos no perecederos, ropa en buen estado, zapatos, y artículos de higiene personal. Organizaciones locales y parroquias suelen recibir estas donaciones y hacerlas llegar donde más se necesitan.
En RD existen fundaciones y grupos que trabajan para dar techo, empleo y capacitación a personas sin hogar. Buscar estas instituciones y colaborar como voluntario o donante puede tener un impacto real y duradero.
Uno de los grandes caminos para sacar a las personas de la calle es la educación y la inserción laboral. Incentivar programas comunitarios o iniciativas públicas que capaciten y den oportunidades de trabajo es clave para romper el ciclo de la pobreza.
Hablar del tema en tu familia, en tu trabajo o con amigos es fundamental para cambiar la mirada y generar más solidaridad. A veces, un simple mensaje en redes sociales puede ayudar a que más gente conozca esta realidad y se comprometa.
En un país tan lleno de calor humano y buena vibra como República Dominicana, la pobreza y la falta de vivienda digna no pueden seguir siendo invisibles. Este Día Mundial de las Personas Sin Hogar nos recuerda que la solución pasa por la unión, la comprensión y la acción concreta.