Redacción internacional.- Cada segundo jueves de marzo se celebra el Día Mundial del Riñón con el fin de generar conciencia sobre la importancia de la salud renal y para reducir la frecuencia y el impacto de la enfermedad renal y sus problemas asociados de salud.
La enfermedad renal crónica (ERC) es una de las principales consecuencias de distintas patologías, como la diabetes. La buena noticia es que se puede prevenir.
Llevar de manera adecuada los tratamientos para afecciones relacionadas a la enfermedad renal crónica, como la diabetes tipo 2 o la hipertensión arterial; mantener un peso saludable a través del ejercicio; evitar el consumo en exceso de analgésicos; y no fumar son algunas de medidas preventivas que recomiendan los médicos para evitar daños en los riñones.
“Más de 845 millones de personas en el mundo padecen enfermedad renal crónica, según las últimas cifras del año 2017, con el pronóstico de convertirse en la quinta causa de muerte a nivel mundial para el año 2040. Además, más del 40% de las personas con diabetes desarrolla enfermedad renal crónica. La Federación Internacional de Diabetes proyectó estadísticamente que para el año 2045 se espera un aumento del 46% de la prevalencia de diabetes tipo 2 a nivel mundial. Es decir que, para esa fecha, alrededor de 784 millones de personas presentarán diabetes y, por añadidura, más del 40% presentarán enfermedad renal crónica”, describió el doctor Carlos Bonanno, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN).
Para la región de las Américas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) detalló que en 2019 las enfermedades renales “fueron responsables de 254,028 defunciones” y estimó que causa 15,6 muertes cada 100,000 habitantes. En Argentina, de acuerdo con la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del Ministerio de Salud de la Nación, se estima que más de cuatro millones de personas, es decir 1 de cada 8 habitantes, presentan enfermedad renal crónica, lo que arroja una prevalencia de alrededor del 12,7%. Más de la mitad de las personas con enfermedad renal crónica viven también con diabetes, según datos oficiales de la cartera de.
La enfermedad renal crónica no siempre es una afección conocida, ante esto las siguientes son algunas respuestas a las preguntas más habituales.
La enfermedad renal crónica, una afección caracterizada por la pérdida gradual de la función renal, representa un desafío significativo para la salud pública global. Esta condición, que también se conoce como insuficiencia renal crónica, puede llevar a una peligrosa acumulación de fluidos, electrolitos y desechos en el cuerpo debido a la incapacidad de los riñones para filtrar adecuadamente la sangre.
Los riñones tienen un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio del organismo, incluyendo la filtración de desechos y fluidos excesivos de la sangre. Sin embargo, cuando avanzan los estadios de esta enfermedad, los síntomas pueden pasar desapercibidos hasta que se alcanza un punto crítico, caracterizado por una considerable acumulación de sustancias nocivas en el cuerpo. Esto subraya la importancia de la detección temprana y el manejo adecuado de la condición para prevenir consecuencias más graves.
El doctor Víctor Lorenzo Sellarésa, del Hospital Universitario de Canarias y el Servicio de Nefrología. Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, de Tenerife, España, señala que “la ERC se considera el destino final común a una constelación de patologías que afectan al riñón de forma crónica e irreversible. Una vez agotadas las medidas diagnósticas y terapéuticas de la enfermedad renal primaria, la ERC conlleva unos protocolos de actuación comunes y, en general, independientes de aquella”.
El experto español enumeró así las causas más frecuentes de ERC avanzada (ERCA) y destacó que, “con frecuencia, más de una causa coexisten y potencian el daño renal”.
Por su parte, el doctor Bonano ratificó que la ERC está interconectada con otras enfermedades como las cardiovasculares y metabólicas, como la insuficiencia cardíaca y la diabetes tipo 2.
El doctor Bonano señaló que, para diagnosticar la enfermedad renal crónica se deben tener en cuenta dos pruebas accesibles:
-Un análisis de sangre, que comprueba la eficacia con la que los riñones filtran la sangre
-Un análisis de orina, que mide la presencia de proteínas como la albumina y de creatina en la orina.
De acuerdo con los expertos del centro de investigación y salud Mayo Clinic de Estados Unidos, “los signos y síntomas de la enfermedad renal crónica se manifiestan con el paso del tiempo si el daño renal avanza lentamente. La pérdida de la función renal puede provocar una acumulación de líquidos o desechos del cuerpo o problemas de electrolitos”. En ese sentido agregó que, dependiendo de su gravedad, la pérdida de la función renal puede causar lo siguiente:
Los expertos de esa institución agregaron que “los signos y síntomas de la enfermedad renal a menudo no son específicos. Esto significa que también los pueden causar otras enfermedades. Dado que los riñones son capaces de compensar la pérdida de función, es posible que no desarrolles signos y síntomas hasta que se haya producido un daño irreversible”.
El doctor Bonano ratificó que se trata de un afección que no presenta síntomas en sus estadios iniciales y precisó que “la enfermedad renal crónica se clasifica en 5 estadios; en los primeros 3, no presenta síntomas. Cuando comienzan los síntomas, en el estadio 3b (proteinuria u orina con abundante espuma), su progreso ya es irreversible y se necesita iniciar un tratamiento de manera inmediata para evitar que el riñón deje de funcionar”.
“Tras la falla renal, —agregó el experto— las personas deben realizar terapias sustitutivas de la función del riñón, como la diálisis (eliminación de toxinas) por medio de hemodiálisis o diálisis peritoneal (conexión externa de la sangre del individuo a una máquina que depura la misma de tóxicos acumulados en el cuerpo) y/o el trasplante renal. Por ello, el diagnóstico temprano y la prevención del progreso de la enfermedad son tan importantes. La búsqueda activa de la enfermedad en personas de riesgo (hipertensión arterial, diabetes, sobrepeso, enfermedad cardiovascular, entre otras) es de vital importancia para el abordaje precoz”.
El experto indicó que para abordar la enfermedad renal crónica, en Argentina se encuentran disponibles tratamientos que han demostrado efectividad para reducir la glucemia, el riesgo de muerte cardiovascular y la progresión de la enfermedad renal recientemente. Se trata de la empagliflozina, que cuenta en el país con indicación para utilizarse como tratamiento de adultos con ERC (con o sin diabetes) por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
“La molécula ha demostrado efectividad para reducir la glucemia, el riesgo de muerte cardiovascular y la reducción de inicio o empeoramiento de la enfermedad renal”, subrayó. Esta indicación se suma a las ya obtenidas por esa molécula para el tratamiento de adultos con diabetes tipo 2 y el tratamiento de insuficiencia cardíaca. De esta forma, brinda protección integral al eje cardio-reno-metabólico, según sugieren las guías de tratamiento.
Es necesario un abordaje integral para prevenir este mal. Las principales guías internacionales de práctica clínica recomiendan tratarla teniendo en consideración la interconexión que tiene con enfermedades cardíacas y metabólicas, que permite reducir los riesgos a corto y largo plazo.
“Llevar adelante un tratamiento adecuado, que atienda a las enfermedades asociadas con la enfermedad renal crónica, como la diabetes tipo 2 o la hipertensión arterial, es fundamental. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado y en tiempo oportuno que aborde sus causas puede prevenir la progresión de la enfermedad, o bien enlentecer su continuidad hacia el fallo del riñón”, explicó Bonanno.
Por su parte Mayo Clinic recomendó para reducir el riesgo de padecer una enfermedad renal:
Cuando se usen analgésicos de venta libre, como aspirina, ibuprofeno y acetaminofén, seguir las instrucciones del envase. Tomar demasiados analgésicos durante mucho tiempo puede derivar en daños en el riñón.
Si se tiene un peso saludable, mantenlo haciendo actividad física la mayoría de los días de la semana. Si se necesita perder peso, hablar con el médico acerca de las estrategias para lograrlo.
Evitar el hábito de fumar ya que puede dañar los riñones y empeorar el daño renal existente.
Si se padecen enfermedades o afecciones que aumentan el riesgo de una enfermedad renal, evaluar con el médico las maneras de controlarlas.