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Dieta baja en ‘FODMAPs’, ¿la conoces?

La evidencia científica sugiere que el tratamiento de primera línea debe basarse en una alimentación saludable, sin restricciones específicas, colocando a la dieta baja en FODMAPs como segunda línea de manejo.

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Diario de Nutrición
(Dra. Erika Pérez Lara)

Se organiza una mayor variedad de alimentos acorde a sus características bioquímicas, para instruir de manera precisa sobre aquellos que deben restringirse.

Existen trastornos gastrointestinales que requieren abordajes nutricionales especiales para controlar los síntomas. Tal es el caso del ‘síndrome de intestino irritable’ en el que la aparición de diarrea, constipación, inflamación del abdomen (que llamamos distensión abdominal) y flatulencias (producción de gases) podrían mejorar bajo la restricción de algunos alimentos.

¿Qué es el síndrome de intestino irritable?

Se trata de un trastorno intestinal funcional, de causa desconocida, donde no existe una alteración en la estructura del intestino o datos de infección que justifiquen la causa. Se sugiere que la microbiota intestinal podría estar implicada pues se aprecia una disbiosis en la evaluación (López Valiente, 2016). La dieta podría contribuir a mejorar los síntomas, siendo el patrón FODMAPs de utilidad en estos casos.

¿Qué es FODMAPs?

FODMAPs (en inglés ‘Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides And Polyols’) es un acrónimo para describir los hidratos de carbono que son pobremente absorbidos y predisponen a los síntomas que características el síndrome de intestino irritable.

Hace décadas se conoce sobre algunos alimentos que estimulan la producción de gases tales como la leche y otros productos lácteos, leguminosas (ej. habichuelas), vegetales crucíferos (ej. brócoli, coliflor), algunas frutas (ej. mango) y el trigo. FODMAPs organiza una mayor variedad de alimentos acorde a sus características bioquímicas, para instruir de manera precisa sobre aquellos que deben restringirse.

La evidencia científica sugiere que el tratamiento de primera línea debe basarse en una alimentación saludable, sin restricciones específicas, colocando a la dieta baja en FODMAPs como segunda línea de manejo.

La recomendación es que esta restricción de alimentos no dure más de 4 semanas para evitar la afección de la microbiota intestinal y una alimentación escasa en nutrientes. Regularmente este tiempo es suficiente para que el paciente mejore sus síntomas y pueda reintroducir, paulatinamente, todos los alimentos a su rutina regular (Whelan, 2018).

Otras enfermedades intestinales inflamatorias como la enfermedad de Crohn y colitis ulcerativa podrían beneficiarse también con este tipo de dieta.

La personalización de la dieta es esencial. No es recomendable adoptar patrones dietéticos cerrados sin una evaluación nutricional individual. Deben atenderse elementos como preferencias, cultura, hábitos, promover la educación nutricional y la sostenibilidad de la pauta a recomendar.

Nutrióloga Clínica. Escríbanme sus comentarios a: [email protected], Instagram: dra.erikaperezl

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