SANTO DOMINGO, República Dominicana.– El conflicto que el Instituto de Aviación Civil mantiene con un grupo de controladores aéreos amerita la intervención de una instancia superior, ante el peligro de que se puedan crear situaciones que pongan en peligro la seguridad aérea en el país.
Las suspensiones de miembros de la Asociación de Controladores Aéreos, de vieja dada, el reemplazo por nuevos miembros y la creación de una entidad paralela, han creado un nebuloso panorama que nadie ha podido aclarar hasta el momento.
[jwplayer mediaid=»268054″]
Independientemente de quien pueda tener la razón, esa entidad con sus denuncias de supuestas irregularidades en el sistema de la aviación civil o el órgano regular diciendo que todo está normal, lo preocupante es que en medio de esta disputa o a causa de ella, pueda producirse un accidente fatal.
De hecho y aunque no tenga necesariamente conexión con este diferendo, recientemente se produjo un incidente en el aeropuerto de Punta Cana cuando un piloto se sintió inseguro en la siempre delicada maniobra de aproximación a la terminal para completar el aterrizaje sin contratiempos.
Pero hay otras preguntas que surgen a propósito de este enfrentamiento y que no tienen respuesta, a la luz de los dimes y diretes entre el IDAC y la asociación de controladores: ¿qué justifica la suspensión de un controlador aéreo si lo propio no ocurre cuando enfermeras, médicos, profesores y otros trabajadores del sector público realizan paros o participaban en manifestaciones de protesta?
El IDAC cita la ley de servicio público que, entre otros puntos, se refiere a actos de negligencia o el encubrimiento de casos donde este en juego la seguridad del Estado, pero no señala una imputación específica dentro de ese marco.
Además, si el IDAC tiene evidencias de que esos servidores han incurrido en violación a la ley, por quéentonces no recurre a los procedimientos legales en la materia, en lugar de aplicar acciones por vía administrativa como las suspensiones.
Esto ha dado pie a que los controladores suspendidos hablen de medidas de retaliación en perjuicio de sus miembros por haber denunciado irregularidades y apoyado protestas frente a la entidad oficial.
Esta versión ha tomado cierta credibilidad ante el hecho de que entre los suspendidos figuran controladores que estaban de vacaciones en el exterior y otros con altos promedios en el desempeño de evaluación que no han hablado del conflicto ni participado en ninguna de las manifestaciones.
La forma abrupta en que se han realizado las suspensiones, incluso sacando a algunos en pleno servicio, y haciendo expedientes a otros con un historial de supuestas faltas, no parece un método civilizado y da pie a que los controladores hablen de violación a sus derechos.
Pero, repetimos, fuera de una cuestión que debería ventilarse de otra forma y en otras instancias, lo relevante es saber si con esta situación no se está poniendo de algún modo en peligro la seguridad aérea en el país, o sea la vida de los pasajeros y la tripulación en los vuelos que llegan y salen del país y los que sobrevuelan nuestro territorio.