Es importante saber que necesitan al menos 21 días para adquirir nuevos hábitos. Recuerdo las primeras cinco pautas del decálogo de recomendaciones para no subir de peso, y desarrollo las restantes.
Las pautas son las siguientes:
1. No saltarse el desayuno.
2. Comer cada 3-4 horas.
3. Incluir una proteína baja en grasa en cada comida.
4. Beber té verde.
5. Ingerir proteínas al consumir alcohol.
6. Seguir una hidratación adecuada. Debemos beber poca agua durante las comidas, pero bastante una vez terminada la digestión. Una buena pauta es tomar dos vasos al levantarse, 2-3 vasos a media mañana, 2-3 vasos a media tarde y otro vaso tras haber digerido la cena. Con esto es suficiente para mantener el cuerpo hidratado y favorecer la eliminación de sustancias de deshecho. También hay que tener en cuenta que el alcohol es un poderoso deshidratante; por eso en caso de beber lo ideal es alternar cada bebida con una botellita de medio litro de agua, lo que además paliará los efectos de la temida resaca al día siguiente.
7. Hacer ejercicio. Caminar diariamente de manera vigorosa es ideal para mantenerse en forma, favoreciendo la circulación sanguínea, pues aporta oxígeno y estabiliza la glucosa en el cerebro. Si además se acompaña de algún ejercicio cardiovascular los beneficios están asegurados. Con solo caminar 30 minutos diarios mantendremos la tonicidad, aunque lo ideal es caminar una hora diaria.
8. Seguir técnicas de relajación. Seguir unas sencillas pautas de relajación nos ayudará a sosegarnos e impedir que la tensión derivada de la sobrecarga se traduzca en una mayor ingesta de alimentos. Para ello podemos aprender a hacer respiración diafragmática cinco veces cada día. Después, cuando nos sintamos tensos, con solo inspirar y expirar tres o cuatro veces, el cerebro dará la orden de relajación, pues habrá aprendido a interpretar esa señal como relajante
9. Horarios regulares. Aunque lógicamente en verano se pierde la rigidez de horarios es bueno seguir cierto orden, sobre todo en las comidas. Es conveniente mantener la ingesta de comida en el mismo horario procurando que los desayunos no sean nunca más tarde de las diez de la mañana y las cenas de las diez de la noche.
10. Pensar de forma optimista. Debemos manejar las emociones de tristeza, irritabilidad, falta de motivación y tensión que en ocasiones podemos tratar de dar salida sin darnos cuenta comiendo más de lo debido. Para ello hay que practicar el pensamiento positivo, destacando lo bueno de nuestra vida y aprendiendo a priorizarlo frente a lo negativo.
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