SANTO DOMINGO.- Iniciar un nuevo año representa para muchos un motivo de alegría, de renovación y de nuevos proyectos y de evaluación de los logros alcanzados durante los últimos 12 meses.
La pandemia sin embargo genera este fin de año un sentimiento colectivo de pérdida por la parálisis económica, los más 10 meses de confinamiento y la partida de cerca de tres mil personas víctimas del coronavirus en el país.
Dos familias vieron cómo el COVID-19 les arrebató a sus seres queridos, dejando un vacío esta Navidad y Año Nuevo.
Albert, de 11 años, recuerda con cariño a su abuela Diana Gotera, quien tras permanecer más de dos meses en la unidad de cuidados intensivos de Cecanot, perdió la batalla frente al covid-19.
La abuela, de 66 años, falleció el 19 de julio y desde entonces la vida de sus familiares dio un vuelco. Para ellos, este periodo de celebraciones navideñas tiene un nuevo sentido.
Para Félix Hereaux esta época de fin de año quedó teñida de tristeza debido al reciente deceso de su hermano Richard Aquilino, de 65 años, también a causa del virus.
Los parientes de Diana Gotera confiesan que, como todos los años, instalaron el árbol de Navidad sin darse cuenta que el símbolo navideños y sus coloridas luces les ahondará el dolor.
Esta familia mantiene la esperanza de llevar algún día las cenizas de su madre a darle cristiana sepultura en Venezuela, su país de origen. Mientras tratan de hacer realidad ese deseo, este hogar seguirá siendo su última morada.
Para quienes han perdido seres queridos por la covid-19, este será un año nuevo triste.