La ocasión gusta de escribir sobre los cuidados de la vulva en vacaciones de Semana Santa. Las interrogantes rondan entre: afeitar o depilar la zona del bikini. Borro, elimino, y vuelvo a borrar lo escrito. He llegado a la conclusión de que la exposición al sol, el agua y el mar son menos lesivos que la falta de justicia.
Miguelina tenía quince años, llegó con un fuerte dolor en el vientre, los médicos le dijeron que estaba embarazada y la despacharon. Volvió a la semana con el dolor exacerbado, nauseas, y vómitos, ahora le indicaron una sonografia que reportó embarazo ectópico. Alegaron no poder ayudarla en el momento, tiene que esperar a que el embrión muera o que su vida esté en peligro para interrumpir el embarazo. Es la única forma legal de resolver. Miguelina volvió al hospital ya cuando su vida estaba en peligro. La autopsia reporta, embarazo ectópico roto. ¿Dónde está la justicia?
Clotilde tiene quince años, hace una semana le hicieron una cesárea por Pre Eclampsia severa. Hoy está en cuidado intensivos por insuficiencia renal, sepsis, hipertensión arterial y hematoma en la pared abdominal. Si logra sobrevivir probablemente necesite diálisis renal y posteriormente un trasplante renal. ¿Dónde está la justicia?
A Ketty con apenas once años de manera reiterada la violaba un adulto de 37 años. Logró embarazarla. Como su menudo cuerpo no podo soportar el embarazo, y a los 6 meses se le adelantó el parto. El recién nacido falleció. La niña violada está en el hospital, con más miedo que vergüenza, repudiando su cuerpo y preguntándose qué fue lo que hizo mal. ¿Dónde está la justicia?
Mientras visito los hospitales de nuestro país y confirmo que están copados de niñas y adolescentes embarazadas, de manera instintiva me sostengo el vientre, como si mi vientre estuviera pegado a la tierra, a la tierra que compartimos.
La miro a los ojos y hacia mi interior hago una oración: “ por favor, que no sea está carita de adolescente la próxima autopsia que nos toque examinar”. Protegela señor ya que la justicia dominicana las desampara.
Las muertes maternas son una vergüenza inaceptable. Las muertes maternas en niñas y adolescentes son muertes imperdonables. A las menores de edad no les corresponde ser madre, y mucho menos poner en riesgo su vida o morir. Una adolescente muerta a causa de un embarazo es suficiente para cuestionar el modelo de justicia, educación y salud de República Dominicana.