SANTO DOMINGO, República Dominicana.– Con la falta de consenso y el desorden que reinó en la Cámara de Diputados en torno a la Ley de Partidos ha quedado claro que las organizaciones políticas del país no están ni mínimamente interesadas en la transparencia.
Las modificaciones hechas al proyecto que fue aprobado en primera lectura incluyen aspectos fundamentales para evitar la transparencia, la regulación y la equidad.
El tema que provocó los más arduos debates fue precisamente el del uso de los fondos públicos y la procedencia del dinero que reciben del sector privado, que ha sido el reclamo mayor de sectores de la sociedad civil, que han advertido que de aprobarse una ley sin los controles necesarios, la pieza se convertirá en una herramienta de lavado.
Pero ¿alguien esperaba que ocurriera algo diferente en el congreso, en un año preelectoral, cuando todos los partidos ya están inmersos en sus precampañas, y sus pre candidatos saboreando los estamentos del poder, con un disfrute emocional anticipado de los beneficios de alcanzar el escaño, sin siquiera haber logrado la candidatura de su organización política?
¿Alguien realmente esperaba que nuestros honorables diputados se comportaran a la altura de su investidura y aprobaran un proyecto digno de un país transparente y no con la modificación de más de 20 artículos que habían sido consensuados?
Eso es lo que soñábamos todos lo que luchamos por la transparencia, la apertura, los que queremos que nuestras instituciones no se vean permeadas por la corrupción, por las mañas de los que van al poder para beneficio propio y por el dinero del narcotráfico.
Mucho más en estos momentos que el país se ha visto agobiado por acusaciones de un capo confeso a un ex presidente. Sean verdad o no, los hechos deben motivar a nuestros legisladores a aprobar una ley que adecente las finanzas de los partidos y que impida que acusaciones de esta índole vuelvan a florecer.
Pero bien dije eso es un sueño, porque para que se convierta en realidad tiene que haber voluntad política y valor para saber que las arcas de estas organizaciones serían escudriñadas y estarían bajo la lupa, algo que no van a permitir. ¡Ojalá me demostraran que estoy equivocada!