Nunca tuvo que tomar las tierras de su pueblo bajo su propiedad. No fue necesario candidatearse por las tierras de las hortensias. No sacó su correa en frente a la televisión nacional para golpear, simbólicamente, al candidato opositor. No perteneció jamás a la barra de los diputados vende patrias, en donde nunca propuso nada que beneficiara ni a su clase ni al pueblo. Ni ha tenido que ser nombrado en la cancillería como compensación porque le habían quitado su candidatura. Jamás tuvo que llamarse figura como ejemplo al país.
Hoy sube las escalinatas del Palacio Nacional, no a pedir por él sino por su pueblo y por su país con valentía, dignidad y honestidad. Su trabajo viene de lejos. Es quizás el dueño de un género musical donde mejor se le paga a sus componentes. Siendo solidario al pagarles a los integrantes de otras orquestas cuando se quedaron varados en New York.
Hoy pide:
1- Por el cese de la delincuencia, robos y crímenes en su pueblo.
2- Por la investigación de 140 millones que se entregaron para el desarrollo de su ciudad que no se sabe en qué bolsillo se invirtieron.
3- Y como todo dominicano pide que no se toque la belleza natural y ecológica de Loma Miranda.
Estas cosas no se las pidió por un canal de televisión o por periódicos, se las pidió cara a cara al Presidente de la República, a quien el considera que tiene la virtud de saber escuchar a todos, y a él también lo escuchó.
He aquí dos ejemplos distintos. Sé que este simple análisis que hoy hacemos causará ronchas, al que le pique que se rasque. Tal como dijimos ayer somos millonarios en decir verdades.
Lo lamento.
Que la posición de Héctor sirva de ejemplo a su clase, a la juventud y al país.