Es un loable esfuerzo de la Alcaldía del Distrito Nacional haber logrado el retiro de 1.6 millones de botellas pláticas.
Lo hizo movilizando a niños, quienes acudieron a la sede del cabildo a entregar plásticos a cambio de juguetes.
La recolección de botellas plásticas con esta práctica de la Alcaldía creció en 50% con relación al año pasado.
Ya van dos veces que se realiza esta actividad con rotundo éxito.
Es una iniciativa que merece todo el apoyo y que debería desarrollarse con más frecuencia.
Su peso simbólico es importante y es una vía para crear conciencia en los más jóvenes sobre la importancia de mantener un ambiente limpio.
En el malecón, ríos, cañadas, humedales y otros reservorios de agua hemos visto la invasión de plásticos con sus efectos dañinos para la biodiversidad.
Por eso es tan valioso este ejercicio de la Alcaldía del Distrito Nacional, que debería ser emulado por todos los gobiernos locales.
Y, por supuesto, lo más importante es que esto no se quede en prácticas aisladas, sino que sea algo sistémico.
Una estrategia para impulsar la economía circular debería encadenar a las administraciones municipales con la participación de la empresa privada.
La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), conjuntamente con el Laboratorio de Innovación del BID (BIDLab) ejecuta un proyecto muy interesante.
El modelo, con éxito probado, puede ser un foco de alianzas para una economía circular que genere empleos y calidad de vida preservado el ambiente en todo el territorio nacional.
