SANTO DOMINGO.- La República Dominicana necesita promover y captar inversión extranjera y hacerlo con estrategia y mucha persistencia.
Todos sabemos que los capitales foráneos pueden ser importantes fuentes de empleos y de recaudaciones tributarias.
De hecho, un tema importante que tenemos en agenda es lograr ser país en grado de inversión.
Conseguir ese objetivo significa que estaremos captando capitales de empresas avanzadas y competitivas.
Para ello, es imprescindible una reforma que nos haga contar con instituciones fuertes y, sobre todo, con un régimen jurídico fiable.
Mientras tanto, es importante que tengamos en cuenta que el ejercicio de captar inversión extranjera no debería incluir hacer negocios peregrinos.
Tampoco llamar inversionista a cualquier filibustero que se aparezca con trajecito, unos lentes y gomina en el pelo pidiendo una licencia o concesión.
Es importante ser cautos, hacer siempre la debida diligencia, para no convertirnos en refugio de piratas corporativos.
A veces para la investigación de perfiles basta con entrar a google, donde se puede encontrar la huella digital de todo el mundo.
Aquí, es lamentable decirlo, con frecuencia ni siquiera damos un click en la esfera digital antes de admitir a ciertos personajes con inversores extranjeros.
Al parecer solo nos basta recibir una tarjeta de presentación, estar ante un apellido difícil de pronunciar y de una lengua española maltratada por el acento para poner al país a los pies de delincuentes internacionales.
Los ejemplos sobran en ese sentido. Ni siquiera hay que citarlos.