La economía dominicana continúa su marcha ascendente con un crecimiento del 2.4% en el 2023, cifra que nos coloca por encima del promedio latinoamericano.
Este incremento, junto con una inflación que muestra una tendencia descendente, posicionándose en 3.57%, podría interpretarse como un síntoma de una economía en proceso de estabilización y maduración.
Pero este dato, aunque positivo, no es una gran noticia. La verdadera historia que debemos contar es cómo ese crecimiento se traduce en progreso real para nuestra gente.
No basta con crecer; debemos evolucionar. Avanzar hacia un país donde el desarrollo económico se refleje en servicios públicos de calidad.
El crecimiento es rutinario y enunciativo si no hay optimización de la educación, la salud y el transporte.
El crecimiento no es sustancial sin la actualización de las regulaciones laborales; la solución a la pérdida fiscal en el sector eléctrico; y un sistema tributario más justo y eficiente que reduzca la evasión.
Estas mejoras no sólo fortalecerán el tejido social y económico del país, sino que también serán la base para un desarrollo sostenible a largo plazo.
Esa será la noticia que marcará un antes y un después en nuestra historia económica.
Y es que el crecimiento debe ser el medio, no el fin, para construir una República Dominicana más fuerte.
Por eso, la atención no debe centrarse exclusivamente en la cifra del crecimiento económico, sino en cómo este puede ser el vehículo para una sociedad más equitativa y justa.